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Cuatro pequeñas camas y una
especie de cuna adornaban el cuarto de los hermanitos Shim, había juguetes
atiborrados en una repisa que estaba en el rincón junto a la ventana, tenían
una enorme y ovalada alfombra café con dibujos de ositos adheridos a ella y
todas sus colchas eran esponjaditas e infantiles logrando que Minho tuviera
ganas de ponerse a saltar sobre ellas.
—Changmin duerme en la habitación
que está a lado.
Le informo Sooyun mientras Erick
abría la puerta y le mostraba una habitación pequeña y sobria, pero que aun así
lucía reconfortante, tenía un pequeño escritorio de madera con una vela a medio
consumir para iluminarla en las noches, había papel y unos cuantos carboncillos
usados, un par de dibujos adheridos a la pared con clavos y una silla cómoda
para trabajar.
La cama estaba justo frente al
escritorio y estaba pegada a la otra pared que tenía una ventana que daba hacia
la calle cubierta por unas delgadas cortinas blancas que se agitaban por las
ligeras filtraciones de aire frío que se colaban por las rendijas.
— ¿A su hermano le gusta mucho
dibujar?
—Si a mí hemanito le encanta
bibuja —dijo Jiyun pegada a él con una linda sonrisa, mientras Henry jugaba con
una medalla que colgaba de su cuello con descuido.
—¡Bajen a cenar!
—¡vamos príncipe! Changmin se
pone como loco cuando no le hacemos caso —dijo Erick empujándolo fuera de la
habitación tiernamente mientras Minho observaba curiosa una puerta que habían
ignorado rotundamente.
—¿Quién duerme ahí? —pregunto
intrigado viendo muecas alicaídas apoderarse de los nenes.
—Era la habitación de nuestros
padres a Changmin no le gusta que entremos ahí —dijo Sooyun tomando su mano.
—Venga vamos a cenar. Y Minho
prefirió no decir nada al ver la sonrisa forzada que aun siendo tan pequeña se
había visto obligada a dedicarle por su imprudencia.
***
—Sooyun lava las manos de Mathew
y Erick, príncipe usted…
—Minho, es Minho —Changmin hizo
una mueca y suspiro al ver la expectación del muchacho que sujetaba
cariñosamente a su pequeño Henry.
—Está bien, Minho usted lave las
manos de Henry y evite que se lleve el pañuelo a la boca mientras come.
—Ne~
Minho asintió efusivamente y
corrió tras Sooyun hacia un rincón de la cocina donde había una pequeña vasija
llena de agua tibia con la cual todos se lavaron las manos. El curioso príncipe
se sintió enternecido, mientras hacia un lindo moñito con el pañuelo en el
cuello de Henry, al ver a Changmin enjuagar las manitas de Jiyun con un gesto
delicado y una expresión paternal que tiño de rojo sus mejillas sin apenas
darse cuenta.
—Muy bien, ¡Todos a la mesa! Ven
acá Henry.
Shim extendió las manos hacia el
pequeño quien se rió y negó escondiendo su cabecita en el cuello de Minho,
quien tuvo serios problemas para contener su risa por la cara disgustada que
había puesto Changmin tras el gesto de su pequeño hermanito.
—Ven Henry vamos a la mesa…—murmuro
Minho meciendo un poco al niño quien se apartó de él y aplaudió un poco
regalándoles un beso baboso en la mejilla.
—¡Pincipe, Pincipe!
—¡Ya voy pequeña princesa!
La dulce Jiyun se rio y se
acomodó en su lugar mientras Minho iba a sentarse junto a la silla principal
que era enorme y estaba hecha de roble, sintiéndose encantado cuando en medio
de sus acciones Changmin acomodo amablemente la silla para que el pudiera
sentarse.
—¡ow…! ¡Gracias apuesto
caballero! —declaro Minho con infantilismo silenciando en automático a todos
los Shim, siendo los más pequeños los primeros en mirar a ese Changmin con la
cara colorada que miraba a Minho como si fuese una especie de tonto.
—¿Qué…? —dijo intrigado
mirándolos a todos. Y entonces Mathew fue el primero en estallar en carcajadas
siendo secundado por todos sus hermanitos pues no era nada fácil que su hermano
mayor se avergonzara de ese modo.
—¡A minie, minie le guta el
pincipe!
Chillo Jiyun escondiendo su
carita tras su muñequito al recibir una mirada furiosa por parte de su hermano.
—¡Si no se callan no les daré su
postre!
Y como la estruendosa furia de un rayo todos se callaron inmediatamente, hasta Minho, con los ojitos
iluminados.
—¿¡Habrá postre!?
—Si Erick, panques de chocolate,
así que… ¿Quién dará las bendiciones esta noche? —pregunto Changmin tomando
asiento al fin.
— ¡Yo, yo, yo!
Volvió a gritar Jiyun desde la
silla frente a Changmin y entonces todos juntaron sus manitas hasta el pequeño
Henry, esperando que Jiyun iniciara las bendiciones.
—Dios…Bendice eta mesa y saluda a
mis papis por todos nosotos, cuida a Minie a Henli a Sooyun-yun a Edickcito y a
Mat ¡Y también al bonito pincipe´e chocolate! Pada que pueda volved a juegad
con nosotos…
—Amén —dijo Changmin riendo. Y en
medio de risas alegres y uno que otro accidente empezaron a cenar.
***
—Henry ah…Suéltame bebito… —susurro
Minho muy quedito contra las mejillitas del pequeñín que se encontraba mediando
entre la conciencia y la inconsciencia.
—Ma…mi…—susurro el niño cuando
Minho lo dejo en su bonita cuna de madera con ositos pintados en la cabecera.
—¿Changmin le quito el pañuelo?
—No, está bien, era de mamá —comento
como si eso lo explicara todo metiendo a Sooyun con delicadeza bajo sus mantas,
todos habían jugado hasta caer rendidos en la alfombra de su pequeña sala.
—Oh…lo lamento…—murmuro.
—¿Por qué? —inquirió Changmin
volteándose a verlo con ternura pues estaba desparramado a los pies de la cama
de Erick frotando su rostro somnoliento, bostezando lindamente a cada rato.
Changmin beso la frente de cada
uno de sus hermanos y ayudo a Minho a ponerse de pie.
—¿Qué no hay beso para mí? —preguntó
en voz baja haciendo un puchero saliendo con lentitud de la habitación de los
pequeños.
—Su alteza usted ya está soñando.
—Jum…tacaño… y no soy alteza, me
llamo M-I-N-H-O.
Deletreo bajando las escaleras a
saltitos corriendo a tomar su capa que había descansado en un perchero junto a
la chimenea.
—¿Me vas a llevar? —cuestiono
Choi asombrado al ver a Changmin cubrirse con un abrigo grueso.
—¿Pues que esperaba? ¿Qué me
quedará con usted? —ironizó viéndolo divertido.
—No…pero bueno… Yo lamento mucho
las molestias —dijo de la nada haciendo una absurda reverencia ante su
anfitrión con esa infantil formalidad que le crispaba los nervios, mirándolo
como si fuese un tonto, ¡tenía 17 años!
¿Acaso no podía ser menos propio? Su trato lo hacía sentir como un viejo
ignorante, quizás porque no acostumbraba codearse con gente como él.
—Un “gracias” era más que suficiente
—dijo Changmin abriendo la puerta esperando que saliera.
—Lo recordaré, gracias —dijo
apresurándose en salir y reír al pasar por su lado.
Y Changmin volvió a sentirse
azorado como en el incidente de la cena.
***
— ¡Órale!
—shhh…
—Ouh… Perdón Changmin ah…
—Como sea —dijo rodando los ojos—. ¿Cree poder cruzar este enrejado?
Minho no respondió sin en cambio
observo con cautela uno de los innumerables portones que poseía el palacio.
Según Changmin era el que daba al jardín este. Cabía destacar que era de
aproximadamente 6 metros de altura y estaba rodeado por una barda de 3 metros
que seguía hasta alcanzar la altura del portón con más enrejados llenos de
algunas púas.
Sin decir una palabra se agarró
de los barrotes y empezó a escalar con cuidado sintiendo la espesa mirada de
Shim sobre él, si no lo iba a ayudar entonces que no lo estuviera mirando y así
se lo externo.
—¿Se piensa quedar mirándome ahí
toda la noche? Le recuerdo que sí me mato se echara un buen problema encima
señor.
—¿Ahora soy señor en lugar de
caballero?
Escucho que le preguntaba y de
algún modo pudo imaginarlo cruzarse de brazos y sonreír de forma ladina.
Demonios. El sueño empezaba a afectarle.
No escucho nada más y alzo la
mirada cuando Changmin estuvo por delante de él sobre el enrejado riendo
poquito cuando le extendió su mano para que se apresurase, alcanzando
rápidamente la altura máxima de la verja.
Pasar las púas fue un poco
complicado y Minho se arañó un poco las piernas pero en un santiamén ya estaban
bajando hacia el otro lado y lo habrían hecho ilesos y en silencio si la capa
del menor no se hubiera atorado en una de las ramas de los árboles que bordeaban
su jardín y que de algún modo lo hicieron desestabilizarse cuando ya iba por la
mitad. Cerrando fuertemente los ojos cuando sintió ese hormigueo de
anticipación casi doloroso que se presentaba cuando estabas a punto de caer —en
su caso más frecuentemente cuando la duquesa Kate iba a golpearlo—
— ¡Auch!/ ¡oww!
Minho se incorporó rápidamente al
fijarse que había caído en algo “suavecito”
y se asustó al ver a Changmin bajo el, pues eso significo que había
recibido todo el impacto del golpe.
—¡Oiga! ¡Oiga! ¿¡Esta bien!? —pregunto
removiéndolo sin mucha delicadeza, soltando un suspiro aliviado al verlo abrir
los ojos e incorporarse lentamente.
—Si…gracias al cielo no fue toda
la reja… —murmuro sobándose la cabeza distraídamente haciendo una mueca adolorida
por un par de segundos que Minho alcanzo a vislumbrar porque había estado
observándolo fijamente.
—¿Le dolió mucho?
Changmin lo miro y negó aunque
seguía sobándose la cabeza.
—Oh bueno… —dijo el príncipe
llevando una de sus manos a la cabeza de Changmin —. Sana, sana colita de rana, si no sana hoy sanará mañana* —recito
con infantilismo.
Se levantó con una gran sonrisa en
los labios ignorando la mueca nerviosa y avergonzada que había puesto Changmin.
Ese chiquillo era definitivamente aterrador.
—Muy bien hasta luego majestad —dijo
una vez de pie saltando a la verja de un ágil movimiento saliendo del palacio
tranquilamente hasta quedar frente a Minho solo que al otro lado.
—eh… —musito el príncipe
agarrando con algo de nerviosismo los barrotes del portón—. Muchas gracias. Fue
muy agradable conocer a su familia.
—Para m-mí familia también fue
agradable. Por favor no vuelva a salir así del palacio habría sido terrible si
algo malo le hubiese ocurrido —dijo
agarrándose también a los barrotes. Admirando las sombras que producía la luz
de la Luna en el rostro del príncipe.
—Hmn…si tendré más cuidado la
próxima vez.
—¡Oiga no habrá próxima vez!
Minho se carcajeo y se apartó
rápidamente de la reja.
—¡Eso es lo que tú crees! ¡Buenas
noches Shim Changmin! ¡Ve con cuidado! —grito arrojándole un beso de forma
graciosa empezando a correr rumbo al palacio. Changmin por su parte se quedó
parado con los ojos abiertos al máximo, estrujando con demasiada fuerza los
barrotes entre sus manos hasta que sintió algo de dolor.
—Ah dios… que mocoso tan
problemático. Por favor padres manténganlo alejado de mi camino o seguramente
terminare metido en problemas —murmuro frotando sus manos a causa del frío,
antes de echarse a correr rápidamente rumbo a su casa. Era tardísimo y mañana
tendría que levantarse temprano. Aunque no negaría que fue un día agradable, lleno
de vergonzosos sobresaltos provocados por un niño menor que él, pero agradable
a fin de cuentas. Sus hermanitos no habían vuelto a reírse tanto desde que sus
padres murieron y ese era un hecho que agradecía inmensamente.
—Tsk… ¿Quién lo diría?
***
—Continuaras con tus clases de
baile en cuanto la duquesa se recupere querido, de algún modo adquirió una
infección estomacal, ella se encargará de tú cuidado mientras tú padre y yo
viajamos. Tenemos planeado volver una semana antes de tú cumpleaños.
Sinceramente amor detesto a esa mujer pero tú padre la tiene en alta estima
porque se llevaba muy bien con tu abuela. Así que no te preocupes cariño hare
lo posible porque regresemos muchísimo antes de lo planeado ¿Prométeme que te
portaras bien? —inquirió su madre sujetándolo delicadamente de las mejillas
antes de besar su frente algo intranquila.
—Si madre, me portaré bien. Vayan
con cuidado y regresen pronto ¿Sí? —pidió abrazándola con mucha fuerza adorando
las caricias que le regalo antes de separarse definitivamente.
—Haremos todo lo posible querido.
Anda a despedirte de tú padre que está amenazando al capitán Ryo acerca de tu
seguridad.
—Padre es demasiado histérico… —murmuro
riendo una última vez con su madre antes de ir corriendo a abrazar a su papá
quien se despidió efusivamente de él.
En cuanto Minho los vio partir en
su carruaje siendo escoltados por una cuadrilla de guardias reales, incluso
antes de escuchar las indicaciones que seguramente Ryo le daría, Minho salió
corriendo rumbo a las cocinas del palacio. Había algo que tenía que hacer con
urgencia.
***
—¡Señora Ling!
La mujer boto sobre su lugar con
un montón de cacerolas limpias entre sus manos, mismas que casi salen volando
por los aires tras el susto.
—¡Oh mi niño! ¿Qué haces por acá?
Pensé que no volvería a verte de nuevo en mi cocina.
Minho no dijo nada, más sin en
cambio corrió hacia la señora Ling entregándole un efusivo abrazo, que hizo que
todas las cazuelas terminaran regadas por el piso.
—Muchas gracias, la duquesa se ha
enfermado. Y gracias a ello puedo venir a aprender a hacer pasteles ¿Usted
estaría dispuesta a enseñarme? —inquirió Minho tomando las manos de la señora
con una emoción innata. Arrancándole una sonrisa complacida.
—Te dije que iba a hacer que se
indigestara mi niño. Pero si quieres que te enseñe tienes que saber que hacer
pasteles requiere más pasión y entrega que estudiar italiano. ¿Crees tener lo
necesario?
— ¡Sí!
—¡Muy bien! ¡Pues entonces manos
a la obra!
***
La señora Ling había esperado que
Minho fuera un desastre en la cocina. Y aun así había aceptado enseñarle. Valla
sorpresa que se había llevado al descubrir que era muy hábil y aprendía rápido,
aunque ahora estuviera blanco como un fantasma por culpa de la harina y todo
pegajoso a causa del huevo. Sin importar que le puso un mandil y cubrió su
cabello con un pañuelo para evitar que se ensuciará.
Suponía que no se podía ser tan
perfecto en todo así que simplemente lo dejo pasar pues su conversación también
era interesante.
—¿Entonces Changmin te llevo a su
casa?
—Sí y su familia es muy bonita —dijo
sonriendo distraídamente.
—Aún sigo creyendo que eso fue
muy peligroso mi niño.
—Mooo señora Ling. Changmin
también me regaño, pero no fue intencional solo quería regresarle la pomada y
agradecerle… —susurro con el ceño fruncido tiernamente revolviendo
pacientemente una mezcla de azúcar y harina en un contenedor. Arrojando parte
del contenido por los bordes continuando de esa manera, ensuciándose las ropas.
—Bueno…Al menos no te ocurrió
nada… —dijo la mujer derrotada bebiendo un sorbo de su café sentada frente a
Minho observándolo trabajar.
—Sí y le digo yo que fue muy amable conmigo y me
dio de cenar junto a sus hermanitos patatas al horno y un estofado de verduras
y carne tan rico que casi grito de la emoción. Además su hermanita más pequeña
es encantadora. Incluso tiene un muñequito de trapo que se parece a mí y me
llama “bonito pincipe´e chocolate”.
Le contó intentando imitar el
todo infantil y dulce con el que hablaba Jiyun.
—Él bebe más pequeño se llama
Henry ¡y es tan cachetón y bonito! Pude darle de comer porque no me soltó ni
cuando Changmin le dio los brazos. La mayor después de Changmin se llama Sooyun
y después le siguen Mathew y Erick. También son muy lindos y les encanta hacer
enojar a su hermano… Son tan simpáticos… —murmuro soltando una risilla que hizo
a la señora Ling entrecerrar los ojos con suspicacia. Llevaban cerca de 3 horas
ahí en la cocina y lo único de lo que había estado hablando su príncipe era de
Changmin. ¿Acaso podría haber sido deslumbrado por tan singular chico?
—Buenas tardes señora Ling.
—Hablando del rey de Roma —dijo
para sí la mujer en el momento justo que Changmin ingresaba a la cocina todo
sudoroso y agitado capturando la total atención de Minho quien fue observado
con cierto embelesamiento cuando Changmin, el sirviente, jardinero, mandadero,
limpia vidrios y guardia se dio cuenta de su presencia en ese lugar.
La señora Ling rio en voz baja y
volvió a sorber de su café. La juventud era tan energética y dulce.
—Buenas tardes querido ¿Qué se te
ofrece?
—¡Oh sí! Vengo por la lista para
las compras —susurro mientras Minho esperaba que lo saludara o algo no que solo
hiciera esa fea reverencia maleducada que hizo que en su rostro se enmarcara
una infantil molestia.
—La lista está ahí junto a la
alacena y date prisa que necesito que me ayudes a limpiar el desorden del
príncipe —dijo jocosa la mujer mientras Minho respingaba y bajaba el rostro
avergonzado al recibir una mirada burlona por parte de Changmin.
—Señora Ling… —murmuro abatido
escuchando las risas de la mujer ser secundadas por las de Changmin a quien
miro mal esta última.
—¡Ya deja de reírte de él
malvado!
Changmin se rio de forma más
evidente y salió corriendo con una canasta enorme entre las manos esquivando a
duras penas un trapazo de la mujer quien tampoco se podía dejar de reír, la
imagen había sido tan fuera de lugar que Changmin tuvo ganas de dibujarlo para
regalárselo a su hermanita.
—¿Ha visto eso señora? ¡Me ha
saludado como si no me conociera! ¡Y encima se rio de mí!—Objeto limpiándose la
cara con frustración embarrándose más de la harina en lugar de quitársela.
—Se supone que ustedes dos no se
conocen querido, pero si he de opinar, ha sido bastante amable, usualmente solo
habla conmigo y se la pasa refunfuñando todo el día.
Minho soltó una risita leve al
imaginar a Changmin renegando como un viejito amargado.
—Debe verse muy guapo y maduro actuando así…
—dijo ingenuo pues ya había tenido el gusto de verlo en ese papel.
—En efecto, el sería un gran
padre y tiene muchas admiradoras, pero él solo tiene ojos para sus hermanitos.
Minho rio y asintió reparando en
un pequeño detalle.
—¿A dónde fue?
—Al mercado —respondió la cocinera mirando con
aire crítico todo lo que había hecho.
—¿En serio?
—Sí
—¡Wow! ¡Yo nunca he ido al
mercado! —exclamo cerrando los ojos, dejándose limpiar por la señora Ling.
—Bueno algún día iras, ven
ayúdame a llevar las tartas al horno.
Los ojos de Minho brillaron con
emoción, pues hornear era lo que había estado esperando desde el principio,
mientras empezaba a maquinar un plan para convencer a la señora Ling o en su
defecto a Changmin para que lo dejasen ir al mercado.
***
—¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por
favor!
Changmin bufo usando un gracioso
sombrero de paja para evitar que algunos bichos le cayeran encima desde donde
retiraba las hojas secas del techo de la cocina. Ese que se quitó para
colocárselo con algo de brusquedad al príncipe, apenas regresar del mercado
había empezado a seguirlo para todos lados con una mirada belicosa que siempre
veía en Mathew y Henry cuando querían algo, Erick siempre era belicoso.
El pedido era simple, pero no
estaba en sus manos y tampoco se iba a arriesgar a sacarlo al pueblo sin
consentimiento alguno. Ya se lo había dicho, pero parecía no entender razones.
Su cara estaba toda roja por el esfuerzo y la carrera y significaría más
problemas para él, además no se veía como alguien muy resistente.
—Por favor Changmin ah, un
ratito, pequeñito. ¿Por favor? —pidió con el tono mimado e imperativo que
siempre convencía a su padre, pero que termino de colmar la paciencia de Shim.
—¡Ya te dije que no puedo! —grito
arrojando un enorme bulto de hojas secas al piso con ira.
—Pero si me ayudas a convencer a
la señora Ling ella podría hablar con Ryo y me dejaría ir…
Continúo insistiendo en voz baja,
retorciendo nervioso sus manos bajo la
mirada intimidante de Changmin.
—Ah, por dios…
Tomándolo con brusquedad de la
mano, hizo que se sentara al borde de la fuente. Tomo un pañuelo y lo hundió
rápidamente en el agua, colocándolo después sobre el rostro y el cuello de
Minho pues lucía todo sofocado y además estaba lleno de polvo.
—Está muy acostumbrado a que
hagan esto por usted ¿No es cierto? —Changmin paseo suavemente la tela de
algodón por su rostro y brazos viéndolo reír con dulce reproche.
—Y usted está muy acostumbrado a
hacer esto por los demás ¿No es cierto?
Devolvió con burla sintiéndose
inquieto, porque si bien lo que el mayor le dijo era verdad y tenía un montón
de sirvientes asistiéndolo, nadie jamás lo había hecho sentir merecedor de esas
atenciones, como si en verdad fuera primordial cuidarlo y protegerlo.
—Changmin ah…Por favor… Quiero ir
al mercado —dijo limpiándose el exceso de agua de forma adorable tomando la
mano de Shim con gesto suplicante. Changmin lo miro, acostumbrándose al tacto
del menor que le provocó una intensa y repentina oleada de calor que
desapareció tan rápido como había llegado. Suspiro y aparto su mano de la del
príncipe quedándose pensativo un buen rato.
—No está en mis manos… —hablo
viendo a Minho entristecerse—. Pero probablemente a la señora Ling se le ocurra
algo… —murmuro renuente, sintiéndose mojado y sorprendido al haber sido lanzado
a la fuente por un abrazo meloso.
—¡Es solo un mercado! —grito
Changmin escuchando las risas eufóricas del pelinegro.
—Pero yo nunca he ido a uno,
vamos a convencer a la señora Ling, además tiene que probar mis tartas de
manzana —dijo saliendo todo empapado de la fuente, arrastrando a Changmin
consigo nuevamente a la cocina. El pobre jardinero medio se sacudió buscando
dejar de sentirse como un triste monigote.
—¡Por cierto Changmin ah! ¡Eres
el mejor!
—Oh… —Y bueno que más daba—. Todo por un
triste mercado…
Continuará.
Gracias a Ming, Nita, Laura, Valentina y Mayela que es nueva en el blog junto con Ming por sus preciosos coments!! ojala les guste! Me hacen muy feliz!!
Qué lindo capítulo, estoy muy feliz de que actualizaste. El changminho con niños me da mucha ternura, los hermanitos de Changmin son un amor. Me dio mucha gracia lo de la indigestión de esa vieja >:c que daña a mi bebé :'( La señora Ling me cae bien, estoy segura que será una gran aliada del changminho. Minho es un príncipe raro, Chang tendrá que tener mucha paciencia con este niño por el cual ya está sintienfo "cosas", no puedo esperar cuando se confiecen o se den su primer beso... Bueno mejor no me adelanto jij gracias por la actu, cuidate mucho
ResponderEliminaraww dios hermoso capitulo asd amo a la señora ling, me alegra que la bruja se enfermara no quiero que regrese a maltratar a mi rana..espero que se den cuenta sus padres de lo maldita que es... dios el reno nunca puede contra los ojitos de al rana los amo... muchas gracias por la actualización aww esperare con muchas ancias el próximo cap. ♥ te amoo me alegraste el día ♥
ResponderEliminarWooah pero que hermoso capitulo ya lo esperaba me a gustado mucho la parte donde minho convive con los hermanos de changmin (^o^) que aprenda hacer pasteles y ojala pueda ir al mercado estare esperando ansiosa el tercer capítulo. :-) :-)
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