viernes, 14 de febrero de 2014

Bello Durmiente By: Fabi08 *Regalo de Aniversario del blog*



Bello durmiente


-          Recuerde, está prohibido cualquier tipo de penetración.

-          Está bien – dijo Changmin mientras observaba al hermoso ser que dormía en la cama.

-          Bueno, eso es todo, espero que la pase bien – la señorita le sonrió amablemente y se retiró de la habitación.

Se sentó en la silla junto a la cama y  miró al jovencito, quien descansaba plácidamente sobre ella. Era precioso pero tenía un aspecto frágil, su blanca piel contrastaba con su cabello color azabache y sus labios, rojos y resecos.

Suspiró. Decidió levantarse y sin apuro empezó a desnudarse, se acercó a la cama, levantó la sábana y se acostó junto a él. Se apoyó en su mano derecha mientras que la otra avanzó hasta el cabello del otro, pasó sus dedos por los párpados del otro, bajó por su nariz hasta llegar a sus labios.

-          No puedo creer que esté haciendo esto…

Posó su mano en la nuca del otro y descendió lentamente por toda la columna vertebral hasta llegar al suave trasero, lo acarició y luego decidió acostarse encima del chico, sobre su espalda.

Su cuerpo desprendía un olor fresco, a rosas, a juventud. Cerró los ojos mientras se dejaba llevar por esa fragancia que lo envolvía y lo adormecía.

.
.
.


-          ¿Segura que no puede decirme ningún dato acerca de él? – la miró suplicante.

-          Lo siento, usted sabe las reglas: no podemos revelar datos de nuestros trabajadores.

-          ¿No puede hacer una excepción? – intentó mostrar su sonrisa más bonita pero valla que esa señorita era más dura que una piedra.

-          No, y esa es mi última palabra. Espero que lo disfrute – salió rápidamente de la habitación dejándolo solo con el bello muchacho.



Suspiró.


-          Al menos lo intenté… - se acercó a la cama y posó su mano sobre los cabellos del joven – aunque sea quisiera saber tu nombre o el color de tus ojos, apuesto a que son muy bonitos, cómo será tu voz… - dio un ligero toque a sus labios.

-          Si me vieras ahora te parecería tan patético – comenzó a desnudarse – un artista fracasado que se consuela con verte dormido, no soy tan pervertido como para ir más lejos – se metió dentro de las sábanas pero lo pensó un momento y decidió quitarlas de sus cuerpos.

Era demasiado delgado. Su pecho era lampiño y blanco, solo sobresalían dos puntitos rosados. Los acarició. Bajó por su estrecha cintura, delinió sus caderas y observó su flácido miembro que a su parecer era pequeño, bueno comparado con el suyo todo era más pequeño. Siguió su paso por sus largas, suaves y contorneadas piernas. Eran hermosas e invitaban a tocarlas sin descaro alguno. Finalmente, cuando se cansó de acariciarlas decidió terminar con sus delicados pies, parecían que nunca hubiera tocado el piso.

Se acostó en la cama y colocó a su acompañante encima de él. Lo abrazó y empezó a acariciar su suave cabello. Podría pasar el resto de su vida haciendo esto y olvidar todo lo demás.


.
.
.
Entró al edificio con una bolsa que contenía las compras del día. Saludó al portero y caminó hasta el ascensor. Estaba a punto de presionar uno de los botones cuando lo vio, porque lo reconocería dónde y cuándo sea.

Un muchachito alto y muy delgado. Piel blanca, cabello color azabache, labios carmesí y ojos hermosos pero huidizos. Vestía unos jeans sueltos, zapatillas, un saco negro y una gran bufanda del mismo color.

-          Buenas tardes – el mencionado hizo una pequeña reverencia y se colocó a su costado.

Su voz lo trajo a la realidad. Es que simplemente no podía creer que esto estuviera sucediendo.

-          Buenas tardes – le devolvió la reverencia algo ido.

-          Disculpe… yo voy al piso 5 – su voz era suave y grave al mismo tiempo e intentaba evitar mirarlo.

-          Yo también – habló después de haberse calmado – seremos vecinos, solo hay dos departamenos por cada piso.



Un silencio incómodo inundó el espacio.


-          Soy Shim Changmin, mucho gusto – le dio la mano mientras sonreía dulcemente.

-          Choi Minho, igualmente – en ese momento, Minho, lo miró a los ojos y le dio la mano. Todo eso hizo que el pecho de Changmin se llenara de calidez y algo que creía perdido, apareció.
.
.
.


-      ¡Papá! Por favor basta, detente… - decía Minho mientras golpeaba la puerta con toda su furia.

-          ¡No sigas! La vas a matar, es tu esposa, mi mamá – las lágrimas caían de su rostro y él seguía suplicando afuera del cuarto. Golpeó y golpeó hasta que sus nudillos terminaron heridos, la voz ronca y sus ojos se cerraron del cansancio.


Al día siguiente amaneció con dolor en el cuerpo por haber dormido en el suelo, sus ojos estaba hinchados y sus manos heridas.

Se acercó a la cocina, donde su madre preparaba el desayuno. Al parecer su padre se había ido a trabajar. Ella tarareaba una canción, feliz. Como si nada hubiera pasado.

Su padre era muy cuidadoso de no pegarle en la cara, para que los vecinos no hablaran.


-          Minho, por fin despertaste, siéntate – lo llamó con una dulce sonrisa.

Él no lo comprendía, jamás lo haría. En este punto no sabía si su madre no recordaba o simplemente fingía no hacerlo.

-          Mamá… vámonos…

Su madre volteó a verlo.

-          No, no podemos… es tu padre, él nos ama – lo tomó de las manos – jamás lo podría abandonar, yo lo amo.

-          Él no te ama, eso no es amor… siempre te humilla y te golpea – los ojos se le humedecieron, ya no soportaba. Hace mucho tiempo que se hubiera ido pero no sin ella. No podía dejarla en este infierno – Por favor, mamá, vámonos… yo voy a trabajar, haré todo lo posible…


-          Mi pequeño Minho, no lo entiendes… yo me muero sin él, yo lo amo, lo necesito. No importa lo que haga, siempre lo amaré – comenzó a reírse – yo lo amo, sí, lo amo…

Minho retrocedió horrorizado, llorando. Y corrió a su habitación. Huyendo de su mundo, de su familia….

Sacó una maleta, guardó toda la ropa que pudo y algunos zapatos. En otra más pequeña, metió  su laptop y varios cuadernos. Finalmente, tomó su violín, abrió su ventana y se fue. Se fue lejos buscando un lugar donde encontrar paz.

.
.
.

Minho ingresó a su departamento, recién se había mudado. No tenía muchas cosas pero por el momento estaba bien, muy bien. Ahora todo sería diferente y mucho mejor.

El lugar le gustaba mucho, no era la gran cosa, más bien algo modesto pero cálido y  acogedor. Y lo mejor era que ahora tenía espacio para practicar el violín todo lo que quisiera, sin molestar a nadie.

Dejó sus zapatillas en la entrada, colgó su saco y bufanda en el perchero, caminó hasta su dormitorio y saltó sobre la cama. Se sentía tan bien.

No es que Onew lo haya tratado mal, es más, lo recibió cuando huyó de casa pero después de un tiempo los padres de su amigo se cansaron de él. No le decían nada pero sentía la incomodidad. Minho hizo todo lo posible para que lo dejaran quedarse un tiempo más.  Lo primero fue conseguir empleo en un restaurante, el sueldo no era tan malo si le sumaba las propinas solo que a él no alcanzaba, tenía que darle a la madre de Onew para la luz, agua y comida; además quería ingresar al conservatorio nacional de música y eso no era nada fácil, así que prácticamente todo su sueldo se iba en clases para preparase. Los profesores lo estimaban mucho y cuando notaron que Minho no tenía un lugar dónde practicar le dijeron que podía hacerlo en uno de los salones. Fue una época difícil, dura e intensa; sin embargo,  todo se iluminó cuando ingresó.

Ese día fue a casa temprano, estaba tan emocionado pero cuando entró todos estaban reunidos y tristes. El papá de Onew había sido despedido.

-          Mejor dejo de pensar en eso…

Y recordó que cuando subía se encontró con su vecino, Shim Changmin, quien había sido muy amable. Le gustaban ese tipo de personas porque le recordaban a su abuelo, el único que lo comprendía y apoyaba,  el único que confiaba en él. El único que realmente lo amó. De pronto, su celular sonó


- Diga...


- Buenas tardes Minho Sshi, lo llamaba para confirmar lo de esta tarde.


- Ahhhh, sí. Dentro de unos minutos salgo para allá.


 - Bueno, no se demore, lo esperamos.


- Lo entiendo, hasta luego.


Cortó la llamada y comenzó a alistarse para salir.


.
.
.





-          Minho, ¿qué pasa? Deberías estar feliz por tu ingreso – su rubio amigo pasó su mano por su hombros y se sentó a su lado.

-          Lo sé, pero estoy teniendo problemas financieros – dio un largo suspiro.

-          Oye, te puedo prestar dinero, sabes que cuentas conmigo.

-          Key hyung, es más que eso. Necesito un lugar donde vivir, ya no me puedo quedar en la casa de Onew. Ellos no me han dicho nada pero tienen problemas y es mejor que yo me vaya antes que me boten.

-          Ya veo, entonces necesitas un mejor trabajo.

-          Sí, pero ahora voy a tener menos tiempo con lo de mis clases.

-          ¿Sabes? Hay un concurso muy bueno, uno de los violinistas de la sinfónica se va y van a necesitar otro; así que van a hacer una convocatoria y el sueldo está muy bueno – le sonrió con emoción.

-          Lo escuché pero tú sabes que ahí solo entran los mejores; además es dentro de 3 meses. Cómo voy a hacer para vivir todo ese tiempo.

-          Para empezar, tú eres uno de los mejores violinistas y no solo lo digo yo, se lo he escuchado a varios profesores.

-          Bueno, no soy tan malo pero de dónde voy a conseguir dinero. Si quiero ganar ese concurso voy a tener que practicar día y noche, por lo tanto tengo que salir del restaurante.

-          Mmmmm – dudó un momento pero se animó – hay un trabajo que te puede interesar…


.
.
.



En cuanto vio salir a Minho del edificio puso en marcha su auto, lo siguió hasta una parada de autobús. Changmin sabía dónde se dirigía; así que llegó primero a una tradicional casa coreana. Luego de media hora, lo reconoció. Caminaba tranquilamente hacia la puerta de aquel sitio y luego desapareció por ahí. Una sonrisa apareció en su rostro, le gustó desde la primera vez que lo vio y por eso pagó lo que fuera necesario para que fuera exclusivamente suyo. Todavía recuerda cuando Kyuhyun prácticamente lo obligó a ir, él no se sentía cómodo con eso y parecía un pervertido pero cuando lo vio, todo cambió. Su inocencia, su pureza lo hizo cambiar de idea y esperaba con ansias cada viernes por la tarde para verlo, no le importaba que estuviera dormido. Para él era suficiente.


Desde que su ex novia lo engañó no creyó volver a querer, amar o sentir algo parecido. Le costó mucho tiempo y esfuerzo superarlo.


Por eso, cuando lo vio en su edificio, en el ascensor no supo qué hacer. Había imaginado tantas veces cómo sería su voz, sus ojos… cómo sería él. Y le encantaba su nombre. Lo tenía tan cerca, era su vecino pero no sabía qué hacer. No era tan fácil ir y decirle: “Oye, yo pagué para verte, que dices si ahora salimos.”


- ¿Qué hare? – colocó su cabeza encima del volante y cuando miró su reloj se dio cuenta que ya era tarde.


- Ahhh, ya es hora – salió rápidamente de su carro y entró a la casa.

.
.
.

Minho entró al edificio, saludó al portero con una dulce sonrisa pero cuando se acercó al ascensor se le borró. Estaba en mantenimiento. ¡Diablos!


Justo hoy había hecho compras, sus bolsas estaban pesadas y tenía que subir hasta el quinto piso. Hizo un adorable puchero, resignándose.


Tomó aire y comenzó a subir, no había llegado al quinto escalón cuando una masculina voz lo sorprendió.

- Hola, Minho – el aludido volteó.


- Buenas tardes, Changmin Sshi – le sonrió amablemente.


- Ohh, vamos, no seas tan formal. Sé que soy mayor que tú pero no soy tan viejo – Changmin hizo un adorable puchero, aunque no supo por qué. Él no hacía esas cosas.


- Lo siento, Changmin – se sonrojó un poco y al moreno le pareció demasiado adorable, definitivamente tenía que ver más esa expresión.


- No me di cuenta, te ayudo con una de tus bolsas- le dijo prácticamente arrebatándole una de ellas.


- Gracias – los dos comenzaron a subir.


- Bueno, ¿y a qué te dedicas?


- Por ahora soy estudiante del conservatorio nacional de música.


- Wow, debes ser muy bueno, ahí solo ingresan los mejores – lo miró emocionado.


Minho volvió a sonrojarse y sonrió, le gustaba que le dijeran eso.


- Me estuve preparando mucho, así que creo que todo fue fruto de mi esfuerzo.


- Eso ayuda, pero para ingresar tienes que tener talento innato, yo tenía amigos que eran muy buenos en sus instrumentos pero no tenían ese “algo”.


- Gracias por sus cumplidos – Minho no paraba de sonrojarse.

- Mmmm, solo es la verdad. Por cierto, ¿qué instrumento tocas?


- El violín – los ojos de Minho se iluminaron.


- ¿En serio? Ese  es mi instrumento favorito, algún día tienes que tocar algo para mí ¿si?


- Jajajaja, está bien.


- Bueno, ya llegamos – se acercaron a la puerta de Minho y este la abrió.


- Pase – dejaron las bolsas encima de la mesa de la cocina.


- Muchas gracias, hyung -  el más pequeño lo guió hasta la salida.


Changmin no lo pensó dos veces, simplemente lo hizo. Era su oportunidad.


- ¿Qué tal si me agradeces acompañándome a cenar en mi apartamento? – lo miró expectante.


Minho abrió los ojos, no había esperado eso.


- Mmmm, no sé…


- ¿Sabes? No cocino nada mal y estoy aburrido de comer solo – y puso una sonrisita seductora a la cual el menor no se pudo resistir.


- Está bien – suspiró resignado.


- Entonces, te espero a las 8, adiós – y se fue con una sonrisa enorme.


Minho cerró la puerta, mordió su labio inferior nervioso y emocionado. Le habían invitado a cenar. Sus amigos le habían dicho eso antes pero no tenía dinero y no le gustaba que le pagaran sus cosas. Sin embargo, esto era muy diferente. Aunque fue raro y sorpresivo, era algo así como una cita, su primera cita.


Miró la hora, casi eran las 7 así que se metió a la ducha  y luego de cambiarse varias veces se quedó con lo primero que se puso.


- Creo que no debo emocionarme tanto, de repente está tan solo que no tiene más opción que invitar a su vecino, sí, eso debe ser – intentó convencerse a sí mismo.


Antes de salir se acordó que había comprado un rico pastel de manzana y decidió llevarlo.

.
.
.


Como no tenía mucho tiempo decidió hacer pasta, estaba poniendo la mesa cuando tocaron el timbre. Rápidamente fue hasta la puerta y la abrió encontrándose con la encantadora sonrisa de Choi.


- Hola, hyung – sonrió un poco más- traje pastel de manzana, ¿te gusta, verdad?


- Hola, Minho, claro que me gusta, pasa, pasa – lo invitó.


- Huele muy bien.


- Te dije que no era malo en la cocina – sonrió jactándose, parecía un niño presumido según Minho.


El dueño de casa dejó el pastel en la cocina y luego se sentó en el comedor junto a su acompañante, no sin antes haber servido la comida.


- Bueno, pruébalo.


Minho enrrolló varios fideos sobre su tenedor y se los llevó a la boca. Simplemente delicioso, estaban en su punto. Hace tiempo que no comía nada casero y rico. La señora que le cocinaba lo hacía horrible pero no tenía más opciones. La comida de Changmin de alguna forma le recordó a su madre y trató, en serio trató de evitarlo, pero cuando se dio cuenta tenía las mejillas empapadas de lágrimas. No podía dejar de llorar.


- Hey, Minho, ¿qué pasa?¿la comida está horrible? – no entendía nada, él cocinaba bien y se estaba desesperando, no soportaba ver a las personas llorar. Mucho menos a Minho.


- Nada hyung- soltó un sollozó- es que su comida está demasiado rica – qué vergüenza pero no podía evitarlo.


Changmin se levantó de su asiento y se acercó a Minho. No sentía que tenía el derecho de preguntar así que con inseguridad posó una de sus manos en el hombro del menor. Mientras le pedía que se calmase acarició su cabello, se veía tan indefenso como un niño.



- Minho, no quiero ser entrometido así que si no deseas decirme nada, no te obligaré. Pero, a pesar de que recién nos conocemos, puedes confiar en mí. Está bien, es bueno que te desahogues.


No quería que sufriera y haría lo que fuera necesario para que deje ese trabajo. Solo quería verlo sonreír y que él fuera una de las razones de su felicidad.


.
.
.


Salió apurado de apartamento, estaba tan distraído que no se dio cuenta que chocó con Changmin.


- Lo siento, hyung, no me di cuenta – lo miró a los ojos, sonrojándose pues su actitud de ayer fue muy infantil. No dejó de llorar y el mayor lo llevó hasta el sofá, lo recostó sobre sus piernas mientras le decía dulce palabras y de vez en cuando le acariciaba el cabello hasta que se quedó dormido. Luego de aproximadamente una hora se levantó y sigilosamente se fue a su departamento. No sin antes dedicarle una tierna mirada a Changmin, quien dormía adorablemente sobre el sofá. Se acercó lentamente, le dio un casto besito en la frente y huyó de ese lugar.


- No te preocupes, ¿ya estás mejor?


- Sí, hyung pero ahora estoy apurado. Voy a llegar tarde a mis clases así que ya me voy.


- Espera, ¿vas al conservatorio? – Minho asintió.


- Entonces, te llevo. Tengo que hacer unas compras por ahí.


- Gracias, hyung pero no te molestes – fue hasta las escaleras.


- No es ninguna molestia y vamos rápido que vas a llegar tarde.


Lo tomó de la mano y lo jaló por las escaleras. Llegaron al estacionamiento, lo metió al auto y le puso el cinturón. Subió al auto y se puso en marcha.


- Eres un tramposo, hyung… me tomaste de sorpresa – lo miró con una fingida molestia.


- Pero tú no te negaste – le refutó dejándolo sin argumentos.


Encendió la radio y cambiaba de emisora cada hasta que Minho habló.

-Déjala ahí, esa canción me encanta – le pidió.


- ¿De verdad? A mí también. Minho, en 3,2,1  - le sonrió cómplice.


Seems it never rains in southern California
Seems I've often heard that kind of talk before
It never rains in California
But girl don't they warn ya
It pours, man it pours


Comenzaron a cantar dúo, y así entre risas y miradas furtivas se fueron alejando del edificio.

.
.
.


Minho bajó del autobús y caminó por el sendero rodeado de árboles. Estas últimos meses habían sido las mejores de su vida, aunque sentía que no se merecía eso por engañar a Changmin.


Realmente le gustaba y lo quería, y quería creer que era recíproco. Porque el mayor siempre era atento, amable, cariñoso y divertido con él, además que siempre lo cuidaba. Se habían vuelto muy cercanos al punto que siempre que podían comían en el departamento del otro, a veces Changmin lo llevaba a sus clases o salían a comprar víveres. Todos los sábados iba al departamento del moreno a ver maratones de películas pero él no aguantaba y se quedaba dormido sobre el hombro del mayor.


Changmin era algo así como su mejor amigo y su mejor crítico cuando tocaba el violín. Le había comentado del concurso y desde ese día no lo había dejado en paz. Todos los días le pedía que tocara y siempre estaba corrigiéndole algo, se fijaba hasta en el mínimo detalle.
Se ponía todo seriecito pero a él le parecía adorable.

Pero estaba ese “algo” que no le permitía dar el siguiente paso, era como una cadena que lo retenía y que cada día le hacía más daño. Se sentía sucio, impuro… Changmin merecía una mejor persona, una que no dijera mentiras ni le ocultara algo tan grave como eso.


Por suerte, hoy era su último día de trabajo en ese lugar. Con lo que había ganado tenía para vivir muy bien por, al menos, un año.


Dio un largo suspiro, estaba en la entrada de esa casa.

.
.
.


- Señor Shim, este es el último día que el joven va a trabajar con nosotros.

- ¿Si? – la miró extrañado.

- Sí, como usted solo viene por él le aviso de antemano.

- Gracias, usted es muy amable.

- Bueno, ahora me retiro – la joven salió de la habitación.


De nuevo, Changmin se encontró solo en esa familiar habitación. Se acercó a Minho, quien yacía dormido sobre la cama cubierto solo con una ligera sábana. Desde que conoció al menor ya no se desnudaba porque era incorrecto, mas bien solo se echaba junto a él y lo observaba dormir. Tenía que decirle acerca de esto, pero no sabía cómo hacerlo sin malograr su amistad. Quería a Minho junto a él y no quería que él se alejara por esto.


- ¿Qué voy a hacer, Minho? Ahora ya no te puedo dejar… - se tiró en la cama y lo abrazó íntimamente.


Sentía un peso sobre él, le dolía la cabeza horriblemente. Cuando pudo enfocar mejor las cosas se dio cuenta de que una persona estaba sobre él, pero no cualquier persona. Reconoció su cabello, su olor y cuando escuchó su voz se le fue la respiración y todo se le nubló.

- ¿Changmin?- el aludido se paró abruptamente y bajó la mirada.


- Minho, yo… lo siento, lo siento – se alejó de la cama, su acompañante lo miraba dolido y avergonzado.


- No, Changmin, yo lo siento – empezó a llorar – siento no haberte dicho esto pero era muy difícil, soy una mala persona.


- Minho, si me cuentas tus razones, yo lo entendería porque Minho… yo te am… - suplicó intentando acercarse.


- No lo digas, por favor no me lo digas. De esta forma me haces daño. Vete, por favor – lo dijo con un nudo en la garganta.


- Por favor, déjame ayudarte.


- ¡Vete! ¡No te quiero ver! ¡Vete, ya! – Minho le gritó.


Changmin lo miró dolido y se fue. Ahora no era un buen momento para conversar pero volvería, volvería por Minho.

.
.
.

Dos semanas después.

Changmin entró al auditorio del conservatorio, hoy era el concurso y no podía perdérselo. No había mucha gente y todo era muy silencioso. Se sentó al medio, en un lugar estratégico donde Minho no pudiera verlo solo hasta que él lo decidiera.
Luego de unos minutos se apagaron las luces y uno a uno pasaron los concursantes, Debía admitirlo, todos era muy buenos, casi perfectos pero él tenía fe en Minho.

El menor era el último de todos, salió tímidamente al escenario y tardó un momento en decirle a la orquesta qué pieza iba a tocar. Concierto para violín n° 1 de Tchaikovsky.

Casi unos segundos después empezó a tocar, con alma y corazón. Como los dioses. Afinado en todas y cada una de las notas, sin  perder ningún detalle. Estaba tocando su pieza favorita, el menor pensaba tocar otra pero él insistió tanto que accedió; sin embargo, después de lo sucedido no pensó que lo haría. No habían hablado del tema y también se habían evitado esas últimas semanas. Y dolía, dolía porque ya se había acostumbrado a él, a su presencia. No lo iba a dejar por nada del mundo.

Todos aplaudían maravillados, Minho había terminado de tocar.

Los demás concursantes, quienes eran 15, pasaron al escenario y esperaron el veredicto. Luego de unos minutos el jurado dio su respuesta.

- Y el ganador es… ¡Choi Minho! – el nombrado se emocionó hasta las lágrimas, todo su esfuerzo y sacrificio valió la pena. Ahora tendría un trabajo decente y que amaría; sin embargo, en su corazón tenía una molestia, un dolor que no le permitía ser feliz.

Luego de que algunos profesores lo felicitaran decidió irse, salió del conservatorio y estaba a punto de cruzar la pista cuando una mano lo tomó del hombro. Volteó lentamente y estaba él con un ramo de rosas rojas. Tan alto y apuesto como siempre que no pudo evitar quedarse mirándolo como idiota.

- Felicidades – prácticamente le puso el ramo en las manos.

Cuando salió de su mutismo, parpadeó varias veces e intentó hablar pero estaba hecho un lío.

- Gracias – bajó la mirada porque no tenía cara para hablarle.

Changmin lo tomó del brazo y empezaron a caminar por la vereda.

- ¿Desde hace cuánto trabajabas ahí? – le habló mirando de frente.

-  Tres  meses.

- ¿Desde hace cuánto acudías?

- Igual, tres meses.

- Entonces, solo he trabajado contigo.

- Así parece – Changmin paró abruptamente y lo soltó. Se colocó delante de él y le extendió la mano.

- Hola, soy Shim Changmin, un artista fracasado, enamorado y dispuesto a sanar todas y cada una de tus heridas – lo miró ansioso. Minho tardó en responder pero le dio la mano.

- Hola, soy Choi Minho, violinista, enamorado y dispuesto a abrir mi corazón y olvidar mi pasado.

Changmin le sonrió y lo abrazó. Se separó un poco y finalmente lo besó, lento, disfrutando impregnando su sabor en el otro.

A partir de ahora construirían un mejor futuro, juntos.

- ¿Vamos por un café?

- Por supuesto – Minho sonrió, cándido. Ahora todo estaba en su lugar.


FIN(?)


Ajsdcjhsdbclbjhdblv, bueno espero que les guste o algo parecido este fic. Es un pequeño regalito por el aniversario del blog de mi OTP favorita y también va con cariño para Tsuki que con sus escritos me ha hecho reír, llorar, enojarme o darme derrames nasales con lemon coshhhhhhhhhino y sucio *-*
En fin, muchas gracias por alegrarme los días con tus historias Changminho - por si acaso, son las mejores-  y sacar tiempo para dedicarte a esto. Así que muchas muchas muchas muchas muchas gracias, te quiero – la apapacha- y solo deseo que el blog cumpla más años. Besos y abrazos

PD: Me acabo de dar cuenta que soy fan del Changmino desde mitad del 2011 dfvndjfvlfdvjhfd son como 2 años y medio *-* , estoy vieja jnfjvfnvjfnl – ok, a nadie le importa-.

Nota de Tsuki: Gracias por tus bellisimas palabras y por la historia, en serio te lo agradesco mucho:D Es wow...

Feliz San Valentin Holics :]


4 comentarios:

  1. Feliz Dia de San Valentin ♥♥♥
    aunque sea atrasado XDDDD , me encanto *O*

    Ellos comenzaran de nuevo , eso es hermoso, se que min
    le ayudara a sanar sus heridas y seran felices ♥3♥

    Gracias x compartir este shot con nosotras ;D
    y viva el changminho *O*

    ResponderEliminar
  2. esta hermoso x gracias por el shot

    ResponderEliminar
  3. Aaaaaaaaaaaaaaaa que bonitooooooooo!!!!! Asi dulce y empalagoso .. Muchas gracias por el shot... Estuvo muy bonito

    ResponderEliminar
  4. ¡ChangMinho del bueno!

    Me ha gustado mucho. Esa idea de pagar por ver dormir / tocar a un joven sin llegar al coito es interesante, entre morbo y curiosidad y mucho potencial.

    Me alegra haberme dado tiempo para leer este fic. : )

    ResponderEliminar