Bello durmiente
-
Recuerde, está prohibido
cualquier tipo de penetración.
-
Está bien – dijo Changmin
mientras observaba al hermoso ser que dormía en la cama.
-
Bueno, eso es todo, espero que
la pase bien – la señorita le sonrió amablemente y se retiró de la habitación.
Se sentó en la silla junto a la cama y miró al jovencito, quien descansaba
plácidamente sobre ella. Era precioso pero tenía un aspecto frágil, su blanca
piel contrastaba con su cabello color azabache y sus labios, rojos y resecos.
Suspiró. Decidió levantarse y sin apuro
empezó a desnudarse, se acercó a la cama, levantó la sábana y se acostó junto a
él. Se apoyó en su mano derecha mientras que la otra avanzó hasta el cabello
del otro, pasó sus dedos por los párpados del otro, bajó por su nariz hasta
llegar a sus labios.
-
No puedo creer que esté
haciendo esto…
Posó su mano en la nuca del otro y
descendió lentamente por toda la columna vertebral hasta llegar al suave
trasero, lo acarició y luego decidió acostarse encima del chico, sobre su
espalda.
Su cuerpo desprendía un olor fresco, a
rosas, a juventud. Cerró los ojos mientras se dejaba llevar por esa fragancia
que lo envolvía y lo adormecía.
.
.
.
-
¿Segura que no puede decirme
ningún dato acerca de él? – la miró suplicante.
-
Lo siento, usted sabe las
reglas: no podemos revelar datos de nuestros trabajadores.
-
¿No puede hacer una excepción?
– intentó mostrar su sonrisa más bonita pero valla que esa señorita era más
dura que una piedra.
-
No, y esa es mi última palabra.
Espero que lo disfrute – salió rápidamente de la habitación dejándolo solo con
el bello muchacho.
Suspiró.
-
Al menos lo intenté… - se
acercó a la cama y posó su mano sobre los cabellos del joven – aunque sea
quisiera saber tu nombre o el color de tus ojos, apuesto a que son muy bonitos,
cómo será tu voz… - dio un ligero toque a sus labios.
-
Si me vieras ahora te parecería
tan patético – comenzó a desnudarse – un artista fracasado que se consuela con
verte dormido, no soy tan pervertido como para ir más lejos – se metió dentro
de las sábanas pero lo pensó un momento y decidió quitarlas de sus cuerpos.
Era demasiado delgado. Su
pecho era lampiño y blanco, solo sobresalían dos puntitos rosados. Los
acarició. Bajó por su estrecha cintura, delinió sus caderas y observó su
flácido miembro que a su parecer era pequeño, bueno comparado con el suyo todo
era más pequeño. Siguió su paso por sus largas, suaves y contorneadas piernas.
Eran hermosas e invitaban a tocarlas sin descaro alguno. Finalmente, cuando se
cansó de acariciarlas decidió terminar con sus delicados pies, parecían que
nunca hubiera tocado el piso.
Se acostó en la cama y
colocó a su acompañante encima de él. Lo abrazó y empezó a acariciar su suave
cabello. Podría pasar el resto de su vida haciendo esto y olvidar todo lo
demás.
.
.
.
Entró al edificio con una bolsa que
contenía las compras del día. Saludó al portero y caminó hasta el ascensor.
Estaba a punto de presionar uno de los botones cuando lo vio, porque lo reconocería
dónde y cuándo sea.
Un muchachito alto y muy delgado. Piel
blanca, cabello color azabache, labios carmesí y ojos hermosos pero huidizos.
Vestía unos jeans sueltos, zapatillas, un saco negro y una gran bufanda del
mismo color.
-
Buenas tardes – el mencionado
hizo una pequeña reverencia y se colocó a su costado.
Su voz lo trajo a la realidad. Es que
simplemente no podía creer que esto estuviera sucediendo.
-
Buenas tardes – le devolvió la
reverencia algo ido.
-
Disculpe… yo voy al piso 5 – su
voz era suave y grave al mismo tiempo e intentaba evitar mirarlo.
-
Yo también – habló después de
haberse calmado – seremos vecinos, solo hay dos departamenos por cada piso.
Un silencio incómodo
inundó el espacio.
-
Soy Shim Changmin, mucho gusto
– le dio la mano mientras sonreía dulcemente.
-
Choi Minho, igualmente – en ese
momento, Minho, lo miró a los ojos y le dio la mano. Todo eso hizo que el pecho
de Changmin se llenara de calidez y algo que creía perdido, apareció.
.
.
.
- ¡Papá! Por favor basta, detente… - decía
Minho mientras golpeaba la puerta con toda su furia.
-
¡No sigas! La vas a matar, es tu esposa, mi mamá – las lágrimas
caían de su rostro y él seguía suplicando afuera del cuarto. Golpeó y golpeó
hasta que sus nudillos terminaron heridos, la voz ronca y sus ojos se cerraron
del cansancio.
Al día siguiente amaneció con dolor en el cuerpo por haber dormido
en el suelo, sus ojos estaba hinchados y sus manos heridas.
Se acercó a la cocina, donde su madre preparaba el desayuno. Al
parecer su padre se había ido a trabajar. Ella tarareaba una canción, feliz.
Como si nada hubiera pasado.
Su padre era muy cuidadoso de no pegarle en la cara, para que los
vecinos no hablaran.
-
Minho, por fin despertaste, siéntate – lo llamó con una dulce
sonrisa.
Él no
lo comprendía, jamás lo haría. En este punto no sabía si su madre no recordaba
o simplemente fingía no hacerlo.
-
Mamá… vámonos…
Su
madre volteó a verlo.
-
No, no podemos… es tu padre, él nos ama – lo tomó de las manos –
jamás lo podría abandonar, yo lo amo.
-
Él no te ama, eso no es amor… siempre te humilla y te golpea – los
ojos se le humedecieron, ya no soportaba. Hace mucho tiempo que se hubiera ido
pero no sin ella. No podía dejarla en este infierno – Por favor, mamá, vámonos…
yo voy a trabajar, haré todo lo posible…
-
Mi pequeño Minho, no lo entiendes… yo me muero sin él, yo lo amo, lo
necesito. No importa lo que haga, siempre lo amaré – comenzó a reírse – yo lo
amo, sí, lo amo…
Minho
retrocedió horrorizado, llorando. Y corrió a su habitación. Huyendo de su
mundo, de su familia….
Sacó
una maleta, guardó toda la ropa que pudo y algunos zapatos. En otra más
pequeña, metió su laptop y varios
cuadernos. Finalmente, tomó su violín, abrió su ventana y se fue. Se fue lejos
buscando un lugar donde encontrar paz.
.
.
.
Minho ingresó a su departamento, recién se
había mudado. No tenía muchas cosas pero por el momento estaba bien, muy bien.
Ahora todo sería diferente y mucho mejor.
El lugar le gustaba mucho, no era la gran
cosa, más bien algo modesto pero cálido y
acogedor. Y lo mejor era que ahora tenía espacio para practicar el
violín todo lo que quisiera, sin molestar a nadie.
Dejó sus zapatillas en la entrada, colgó su
saco y bufanda en el perchero, caminó hasta su dormitorio y saltó sobre la
cama. Se sentía tan bien.
No es que Onew lo haya tratado mal, es más,
lo recibió cuando huyó de casa pero después de un tiempo los padres de su amigo
se cansaron de él. No le decían nada pero sentía la incomodidad. Minho hizo
todo lo posible para que lo dejaran quedarse un tiempo más. Lo primero fue conseguir empleo en un
restaurante, el sueldo no era tan malo si le sumaba las propinas solo que a él
no alcanzaba, tenía que darle a la madre de Onew para la luz, agua y comida;
además quería ingresar al conservatorio nacional de música y eso no era nada
fácil, así que prácticamente todo su sueldo se iba en clases para preparase.
Los profesores lo estimaban mucho y cuando notaron que Minho no tenía un lugar
dónde practicar le dijeron que podía hacerlo en uno de los salones. Fue una
época difícil, dura e intensa; sin embargo,
todo se iluminó cuando ingresó.
Ese día fue a casa temprano, estaba tan
emocionado pero cuando entró todos estaban reunidos y tristes. El papá de Onew
había sido despedido.
-
Mejor dejo de pensar en eso…
Y
recordó que cuando subía se encontró con su vecino, Shim Changmin, quien había
sido muy amable. Le gustaban ese tipo de personas porque le recordaban a su
abuelo, el único que lo comprendía y apoyaba,
el único que confiaba en él. El único que realmente lo amó. De pronto,
su celular sonó
-
Diga...
-
Buenas tardes Minho Sshi, lo llamaba para confirmar lo de esta tarde.
-
Ahhhh, sí. Dentro de unos minutos salgo para allá.
- Bueno, no se demore, lo esperamos.
- Lo
entiendo, hasta luego.
Cortó
la llamada y comenzó a alistarse para salir.
.
.
.
-
Minho, ¿qué pasa? Deberías estar feliz
por tu ingreso – su rubio amigo pasó su mano por su hombros y se sentó a su
lado.
-
Lo sé, pero estoy teniendo problemas
financieros – dio un largo suspiro.
-
Oye, te puedo prestar dinero, sabes
que cuentas conmigo.
-
Key hyung, es más que eso. Necesito un
lugar donde vivir, ya no me puedo quedar en la casa de Onew. Ellos no me han
dicho nada pero tienen problemas y es mejor que yo me vaya antes que me boten.
-
Ya veo, entonces necesitas un mejor
trabajo.
-
Sí, pero ahora voy a tener menos
tiempo con lo de mis clases.
-
¿Sabes? Hay un concurso muy bueno, uno
de los violinistas de la sinfónica se va y van a necesitar otro; así que van a
hacer una convocatoria y el sueldo está muy bueno – le sonrió con emoción.
-
Lo escuché pero tú sabes que ahí solo
entran los mejores; además es dentro de 3 meses. Cómo voy a hacer para vivir
todo ese tiempo.
-
Para empezar, tú eres uno de los
mejores violinistas y no solo lo digo yo, se lo he escuchado a varios
profesores.
-
Bueno, no soy tan malo pero de dónde
voy a conseguir dinero. Si quiero ganar ese concurso voy a tener que practicar
día y noche, por lo tanto tengo que salir del restaurante.
-
Mmmmm – dudó un momento pero se animó
– hay un trabajo que te puede interesar…
.
.
.
En cuanto vio salir a Minho del
edificio puso en marcha su auto, lo siguió hasta una parada de autobús.
Changmin sabía dónde se dirigía; así que llegó primero a una tradicional casa
coreana. Luego de media hora, lo reconoció. Caminaba tranquilamente hacia la
puerta de aquel sitio y luego desapareció por ahí. Una sonrisa apareció en su
rostro, le gustó desde la primera vez que lo vio y por eso pagó lo que fuera
necesario para que fuera exclusivamente suyo. Todavía recuerda cuando Kyuhyun
prácticamente lo obligó a ir, él no se sentía cómodo con eso y parecía un
pervertido pero cuando lo vio, todo cambió. Su inocencia, su pureza lo hizo
cambiar de idea y esperaba con ansias cada viernes por la tarde para verlo, no
le importaba que estuviera dormido. Para él era suficiente.
Desde que su ex novia lo engañó no
creyó volver a querer, amar o sentir algo parecido. Le costó mucho tiempo y
esfuerzo superarlo.
Por eso, cuando lo vio en su edificio,
en el ascensor no supo qué hacer. Había imaginado tantas veces cómo sería su
voz, sus ojos… cómo sería él. Y le encantaba su nombre. Lo tenía tan cerca, era
su vecino pero no sabía qué hacer. No era tan fácil ir y decirle: “Oye, yo
pagué para verte, que dices si ahora salimos.”
- ¿Qué hare? – colocó su cabeza encima
del volante y cuando miró su reloj se dio cuenta que ya era tarde.
- Ahhh, ya es hora – salió rápidamente
de su carro y entró a la casa.
.
.
.
Minho entró al edificio, saludó al
portero con una dulce sonrisa pero cuando se acercó al ascensor se le borró.
Estaba en mantenimiento. ¡Diablos!
Justo hoy había hecho compras, sus
bolsas estaban pesadas y tenía que subir hasta el quinto piso. Hizo un adorable
puchero, resignándose.
Tomó aire y comenzó a subir, no había
llegado al quinto escalón cuando una masculina voz lo sorprendió.
- Hola, Minho – el aludido volteó.
- Buenas tardes, Changmin Sshi – le
sonrió amablemente.
- Ohh, vamos, no seas tan formal. Sé
que soy mayor que tú pero no soy tan viejo – Changmin hizo un adorable puchero,
aunque no supo por qué. Él no hacía esas cosas.
- Lo siento, Changmin – se sonrojó un
poco y al moreno le pareció demasiado adorable, definitivamente tenía que ver
más esa expresión.
- No me di cuenta, te ayudo con una de
tus bolsas- le dijo prácticamente arrebatándole una de ellas.
- Gracias – los dos comenzaron a
subir.
- Bueno, ¿y a qué te dedicas?
- Por ahora soy estudiante del
conservatorio nacional de música.
- Wow, debes ser muy bueno, ahí solo
ingresan los mejores – lo miró emocionado.
Minho volvió a sonrojarse y sonrió, le
gustaba que le dijeran eso.
- Me estuve preparando mucho, así que
creo que todo fue fruto de mi esfuerzo.
- Eso ayuda, pero para ingresar tienes
que tener talento innato, yo tenía amigos que eran muy buenos en sus
instrumentos pero no tenían ese “algo”.
- Gracias por sus cumplidos – Minho no
paraba de sonrojarse.
- Mmmm, solo es la verdad. Por cierto,
¿qué instrumento tocas?
- El violín – los ojos de Minho se
iluminaron.
- ¿En serio? Ese es mi instrumento favorito, algún día tienes
que tocar algo para mí ¿si?
- Jajajaja, está bien.
- Bueno, ya llegamos – se acercaron a
la puerta de Minho y este la abrió.
- Pase – dejaron las bolsas encima de
la mesa de la cocina.
- Muchas gracias, hyung - el más pequeño lo guió hasta la salida.
Changmin no lo pensó dos veces,
simplemente lo hizo. Era su oportunidad.
- ¿Qué tal si me agradeces
acompañándome a cenar en mi apartamento? – lo miró expectante.
Minho abrió los ojos, no había
esperado eso.
- Mmmm, no sé…
- ¿Sabes? No cocino nada mal y estoy
aburrido de comer solo – y puso una sonrisita seductora a la cual el menor no
se pudo resistir.
- Está bien – suspiró resignado.
- Entonces, te espero a las 8, adiós –
y se fue con una sonrisa enorme.
Minho cerró la puerta, mordió su labio
inferior nervioso y emocionado. Le habían invitado a cenar. Sus amigos le
habían dicho eso antes pero no tenía dinero y no le gustaba que le pagaran sus
cosas. Sin embargo, esto era muy diferente. Aunque fue raro y sorpresivo, era
algo así como una cita, su primera cita.
Miró la hora, casi eran las 7 así que
se metió a la ducha y luego de cambiarse
varias veces se quedó con lo primero que se puso.
- Creo que no debo emocionarme tanto,
de repente está tan solo que no tiene más opción que invitar a su vecino, sí,
eso debe ser – intentó convencerse a sí mismo.
Antes de salir se acordó que había
comprado un rico pastel de manzana y decidió llevarlo.
.
.
.
Como no tenía mucho tiempo decidió
hacer pasta, estaba poniendo la mesa cuando tocaron el timbre. Rápidamente fue
hasta la puerta y la abrió encontrándose con la encantadora sonrisa de Choi.
- Hola, hyung – sonrió un poco más-
traje pastel de manzana, ¿te gusta, verdad?
- Hola, Minho, claro que me gusta,
pasa, pasa – lo invitó.
- Huele muy bien.
- Te dije que no era malo en la cocina
– sonrió jactándose, parecía un niño presumido según Minho.
El dueño de casa dejó el pastel en la
cocina y luego se sentó en el comedor junto a su acompañante, no sin antes
haber servido la comida.
- Bueno, pruébalo.
Minho enrrolló varios fideos sobre su
tenedor y se los llevó a la boca. Simplemente delicioso, estaban en su punto.
Hace tiempo que no comía nada casero y rico. La señora que le cocinaba lo hacía
horrible pero no tenía más opciones. La comida de Changmin de alguna forma le
recordó a su madre y trató, en serio trató de evitarlo, pero cuando se dio
cuenta tenía las mejillas empapadas de lágrimas. No podía dejar de llorar.
- Hey, Minho, ¿qué pasa?¿la comida
está horrible? – no entendía nada, él cocinaba bien y se estaba desesperando,
no soportaba ver a las personas llorar. Mucho menos a Minho.
- Nada hyung- soltó un sollozó- es que
su comida está demasiado rica – qué vergüenza pero no podía evitarlo.
Changmin se levantó de su asiento y se
acercó a Minho. No sentía que tenía el derecho de preguntar así que con
inseguridad posó una de sus manos en el hombro del menor. Mientras le pedía que
se calmase acarició su cabello, se veía tan indefenso como un niño.
- Minho, no quiero ser entrometido así
que si no deseas decirme nada, no te obligaré. Pero, a pesar de que recién nos
conocemos, puedes confiar en mí. Está bien, es bueno que te desahogues.
No quería que sufriera y haría lo que
fuera necesario para que deje ese trabajo. Solo quería verlo sonreír y que él
fuera una de las razones de su felicidad.
.
.
.
Salió apurado de apartamento, estaba
tan distraído que no se dio cuenta que chocó con Changmin.
- Lo siento, hyung, no me di cuenta –
lo miró a los ojos, sonrojándose pues su actitud de ayer fue muy infantil. No
dejó de llorar y el mayor lo llevó hasta el sofá, lo recostó sobre sus piernas
mientras le decía dulce palabras y de vez en cuando le acariciaba el cabello
hasta que se quedó dormido. Luego de aproximadamente una hora se levantó y
sigilosamente se fue a su departamento. No sin antes dedicarle una tierna
mirada a Changmin, quien dormía adorablemente sobre el sofá. Se acercó
lentamente, le dio un casto besito en la frente y huyó de ese lugar.
- No te preocupes, ¿ya estás mejor?
- Sí, hyung pero ahora estoy apurado.
Voy a llegar tarde a mis clases así que ya me voy.
- Espera, ¿vas al conservatorio? –
Minho asintió.
- Entonces, te llevo. Tengo que hacer
unas compras por ahí.
- Gracias, hyung pero no te molestes –
fue hasta las escaleras.
- No es ninguna molestia y vamos
rápido que vas a llegar tarde.
Lo tomó de la mano y lo jaló por las
escaleras. Llegaron al estacionamiento, lo metió al auto y le puso el cinturón.
Subió al auto y se puso en marcha.
- Eres un tramposo, hyung… me tomaste
de sorpresa – lo miró con una fingida molestia.
- Pero tú no te negaste – le refutó
dejándolo sin argumentos.
Encendió la radio y cambiaba de
emisora cada hasta que Minho habló.
-Déjala ahí, esa canción me encanta –
le pidió.
- ¿De verdad? A mí también. Minho, en
3,2,1 - le sonrió cómplice.
Seems it never rains in southern California
Seems I've often heard that kind of talk before
It never rains in California
But girl don't they warn ya
It pours, man it pours
Seems I've often heard that kind of talk before
It never rains in California
But girl don't they warn ya
It pours, man it pours
Comenzaron a cantar dúo, y así entre
risas y miradas furtivas se fueron alejando del edificio.
.
.
.
Minho bajó del autobús y caminó por el
sendero rodeado de árboles. Estas últimos meses habían sido las mejores de su
vida, aunque sentía que no se merecía eso por engañar a Changmin.
Realmente le gustaba y lo quería, y
quería creer que era recíproco. Porque el mayor siempre era atento, amable,
cariñoso y divertido con él, además que siempre lo cuidaba. Se habían vuelto
muy cercanos al punto que siempre que podían comían en el departamento del
otro, a veces Changmin lo llevaba a sus clases o salían a comprar víveres.
Todos los sábados iba al departamento del moreno a ver maratones de películas
pero él no aguantaba y se quedaba dormido sobre el hombro del mayor.
Changmin era algo así como su mejor
amigo y su mejor crítico cuando tocaba el violín. Le había comentado del
concurso y desde ese día no lo había dejado en paz. Todos los días le pedía que
tocara y siempre estaba corrigiéndole algo, se fijaba hasta en el mínimo
detalle.
Se ponía todo seriecito pero a él le
parecía adorable.
Pero estaba ese “algo” que no le
permitía dar el siguiente paso, era como una cadena que lo retenía y que cada
día le hacía más daño. Se sentía sucio, impuro… Changmin merecía una mejor
persona, una que no dijera mentiras ni le ocultara algo tan grave como eso.
Por suerte, hoy era su último día de
trabajo en ese lugar. Con lo que había ganado tenía para vivir muy bien por, al
menos, un año.
Dio un largo suspiro, estaba en la
entrada de esa casa.
.
.
.
- Señor Shim, este es el último día
que el joven va a trabajar con nosotros.
- ¿Si? – la miró extrañado.
- Sí, como usted solo viene por él le
aviso de antemano.
- Gracias, usted es muy amable.
- Bueno, ahora me retiro – la joven
salió de la habitación.
De nuevo, Changmin se encontró solo en
esa familiar habitación. Se acercó a Minho, quien yacía dormido sobre la cama
cubierto solo con una ligera sábana. Desde que conoció al menor ya no se
desnudaba porque era incorrecto, mas bien solo se echaba junto a él y lo
observaba dormir. Tenía que decirle acerca de esto, pero no sabía cómo hacerlo
sin malograr su amistad. Quería a Minho junto a él y no quería que él se
alejara por esto.
- ¿Qué voy a hacer, Minho? Ahora ya no
te puedo dejar… - se tiró en la cama y lo abrazó íntimamente.
Sentía un peso sobre él, le dolía la
cabeza horriblemente. Cuando pudo enfocar mejor las cosas se dio cuenta de que
una persona estaba sobre él, pero no cualquier persona. Reconoció su cabello,
su olor y cuando escuchó su voz se le fue la respiración y todo se le nubló.
- ¿Changmin?- el aludido se paró
abruptamente y bajó la mirada.
- Minho, yo… lo siento, lo siento – se
alejó de la cama, su acompañante lo miraba dolido y avergonzado.
- No, Changmin, yo lo siento – empezó
a llorar – siento no haberte dicho esto pero era muy difícil, soy una mala
persona.
- Minho, si me cuentas tus razones, yo
lo entendería porque Minho… yo te am… - suplicó intentando acercarse.
- No lo digas, por favor no me lo
digas. De esta forma me haces daño. Vete, por favor – lo dijo con un nudo en la
garganta.
- Por favor, déjame ayudarte.
- ¡Vete! ¡No te quiero ver! ¡Vete, ya!
– Minho le gritó.
Changmin lo miró dolido y se fue.
Ahora no era un buen momento para conversar pero volvería, volvería por Minho.
.
.
.
Dos semanas después.
Changmin entró al auditorio del conservatorio,
hoy era el concurso y no podía perdérselo. No había mucha gente y todo era muy
silencioso. Se sentó al medio, en un lugar estratégico donde Minho no pudiera
verlo solo hasta que él lo decidiera.
Luego de unos minutos se apagaron las luces y
uno a uno pasaron los concursantes, Debía admitirlo, todos era muy buenos, casi
perfectos pero él tenía fe en Minho.
El menor era el último de todos, salió
tímidamente al escenario y tardó un momento en decirle a la orquesta qué pieza
iba a tocar. Concierto para violín n° 1 de Tchaikovsky.
Casi unos segundos después empezó a tocar, con
alma y corazón. Como los dioses. Afinado en todas y cada una de las notas,
sin perder ningún detalle. Estaba
tocando su pieza favorita, el menor pensaba tocar otra pero él insistió tanto
que accedió; sin embargo, después de lo sucedido no pensó que lo haría. No
habían hablado del tema y también se habían evitado esas últimas semanas. Y
dolía, dolía porque ya se había acostumbrado a él, a su presencia. No lo iba a
dejar por nada del mundo.
Todos aplaudían maravillados, Minho había
terminado de tocar.
Los demás concursantes, quienes eran 15,
pasaron al escenario y esperaron el veredicto. Luego de unos minutos el jurado
dio su respuesta.
- Y el ganador es… ¡Choi Minho! – el nombrado
se emocionó hasta las lágrimas, todo su esfuerzo y sacrificio valió la pena.
Ahora tendría un trabajo decente y que amaría; sin embargo, en su corazón tenía
una molestia, un dolor que no le permitía ser feliz.
Luego de que algunos profesores lo felicitaran
decidió irse, salió del conservatorio y estaba a punto de cruzar la pista
cuando una mano lo tomó del hombro. Volteó lentamente y estaba él con un ramo
de rosas rojas. Tan alto y apuesto como siempre que no pudo evitar quedarse
mirándolo como idiota.
- Felicidades – prácticamente le puso el ramo
en las manos.
Cuando salió de su mutismo, parpadeó varias
veces e intentó hablar pero estaba hecho un lío.
- Gracias – bajó la mirada porque no tenía
cara para hablarle.
Changmin lo tomó del brazo y empezaron a
caminar por la vereda.
- ¿Desde hace cuánto trabajabas ahí? – le
habló mirando de frente.
-
Tres meses.
- ¿Desde hace cuánto acudías?
- Igual, tres meses.
- Entonces, solo he trabajado contigo.
- Así parece – Changmin paró abruptamente y lo
soltó. Se colocó delante de él y le extendió la mano.
- Hola, soy Shim Changmin, un artista
fracasado, enamorado y dispuesto a sanar todas y cada una de tus heridas – lo miró ansioso. Minho tardó en responder pero le dio la
mano.
- Hola, soy Choi Minho, violinista, enamorado
y dispuesto a abrir mi corazón y olvidar mi pasado.
Changmin le sonrió y lo abrazó. Se separó un
poco y finalmente lo besó, lento, disfrutando impregnando su sabor en el otro.
A partir de ahora construirían un mejor
futuro, juntos.
- ¿Vamos por un café?
- Por supuesto – Minho sonrió, cándido. Ahora
todo estaba en su lugar.
FIN(?)
Ajsdcjhsdbclbjhdblv,
bueno espero que les guste o algo parecido este fic. Es un pequeño regalito por
el aniversario del blog de mi OTP favorita y también va con cariño para Tsuki
que con sus escritos me ha hecho reír, llorar, enojarme o darme derrames
nasales con lemon coshhhhhhhhhino y sucio *-*
En fin,
muchas gracias por alegrarme los días con tus historias Changminho - por si acaso, son las mejores- y sacar tiempo para dedicarte a esto. Así que
muchas muchas muchas muchas muchas gracias, te quiero – la apapacha- y solo deseo que el blog cumpla más años. Besos y
abrazos♥
PD: Me
acabo de dar cuenta que soy fan del Changmino desde mitad del 2011
dfvndjfvlfdvjhfd son como 2 años y medio *-* , estoy vieja jnfjvfnvjfnl – ok, a
nadie le importa-.
Nota de Tsuki: Gracias por tus bellisimas palabras y por la historia, en serio te lo agradesco mucho:D Es wow...
Feliz San Valentin Holics :]
Feliz Dia de San Valentin ♥♥♥
ResponderEliminaraunque sea atrasado XDDDD , me encanto *O*
Ellos comenzaran de nuevo , eso es hermoso, se que min
le ayudara a sanar sus heridas y seran felices ♥3♥
Gracias x compartir este shot con nosotras ;D
y viva el changminho *O*
esta hermoso x gracias por el shot
ResponderEliminarAaaaaaaaaaaaaaaa que bonitooooooooo!!!!! Asi dulce y empalagoso .. Muchas gracias por el shot... Estuvo muy bonito
ResponderEliminar¡ChangMinho del bueno!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Esa idea de pagar por ver dormir / tocar a un joven sin llegar al coito es interesante, entre morbo y curiosidad y mucho potencial.
Me alegra haberme dado tiempo para leer este fic. : )