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Demás estaba decir que todos y
todas tuvieron la diversión más gratificante de sus vidas esa noche. Corrieron,
gritaron, brincaron, bailaron, comieron a reventar, volvieron a bailar,
escucharon atentamente a los juglares, murieron de risa con las marionetas,
Changmin gano un concurso de comida y Minho se enfurruño con él porque el
premio era el beso de la hija mayor del carnicero.
Se encontraron con la señora
Marie, bebieron chocolate caliente, Henry se quedó dormido y Minho ignoro a
Changmin mientras el resto de sus hermanitos se reían de ellos, porque Changmin
no entendía que le pasaba ahora. Después vino un espectáculo de fuego hecho por
los gitanos y entonces la nieve empezó a caer alrededor de todos ellos.
Y por supuesto que hicieron
ángeles de nieve hasta que sus manos se entumieron y sus narices se habían
puesto tan frías que ni si quiera las sentían. En ese momento Changmin empezó a
gritarles sobre que castigo recibirían si se enfermaban.
El hogar de la señora Marie daba
a la plaza principal donde las lámparas seguían encendidas y todavía había
personas bailando y charlando a su alrededor. Fue la mujer quien les salvo de
la reprimenda haciéndolos entrar a su casa para calentarse y comer pan y leche
calientita para que recuperaran el calor perdido por sus juegos.
—Pincipe —susurro Jiyun acurrucada junto a Minho en un viejo sillón
cerca de la chimenea, frotando sus ojitos con fuerza intentando ahuyentar el
sueño.
—¿Si princesa?
—El 18 de diciembe cumplo años, ¿Quiedes
venid a mi fiesta? Changmin hada pasteles.
Minho rio y compartió una mirada
insegura con Changmin quien rodo los ojos enojado, haciéndolo reír.
—Sí, te prometo que ahí estaré,
ahora deja que Sooyun entre contigo bajo la manta ¿Sí?
—Mhn.
La niña mayor le sonrió y se
acurruco junto a su hermanita mientras Minho las arropaba cuidadosamente en
tanto Changmin los supervisaba para ponerlos a dormir en los sillones de la
señora Marie. Quien con una infusión de hierbas en las manos miro a Minho con
desaprobación.
—Es demasiado tarde para que
andes vagabundeando por aquí, Changmin llévalo a su casa sin demora y vuelve
pronto para que también descanses, igual que tus hermanos no tienes permitido
enfermarte.
—Pero yo no-
—Date prisa, anda, anda, deja de rezongar.
Changmin tomo su abrigo y le
arrojo a Minho su capa envolviéndolo en su propia bufanda antes de salir
prácticamente con él arrastras.
—Gracias señora Marie, ha sido un
placer. Hasta luego —susurro haciendo una nota mental para obsequiarle una capa
más abrigadora.
—Cuídate —dijo la mujer mientras
cerraban la puerta quedando de pie frente a la plaza donde los músicos
continuaban tocando un vals lento y delicado.
—Vamos su alteza iremos por
detrás de las casas, cortaremos camino y encontraremos más rápido el sendero a
su palacio.
—Es Minho. No me llame su alteza.
—Perdone pero eso es lo que es
para mí.
—Ugh…
Minho se soltó de él indignado y giro
el rostro quedando petrificado al escuchar la risa falsa de la duquesa Kate
justo frente a él. Asustado se llevó una mano al rostro y la mujer parpadeo
hacia él chocando su mirada por un instante antes de sentir a Changmin
aferrándose a su brazo y la cintura, simulando un íntimo baile acaramelado que
los confundió con el resto de parejas que aún se mecía de un lado a otro
alrededor de la plaza.
—Changmin es la duquesa, yo no
sabía que venía, creo que me vio, ¡Dios
mío!
Changmin miro a todos lados con
el rostro endurecido y cuando sus ojos se encontraron con los de esa horrenda
mujer afirmo su agarre con fuerza a la cintura de Minho empujando su cabeza
hacia el hueco entre su cuello.
—Lo siento, lo siento, yo no
tenía idea de que podría verla en este lugar —susurro directamente contra la
piel de su cuello sonando aterrorizado.
—Minho tranquilízate, luce ebria y
espero que lo este, solo tenemos que bailar esta pieza y llegar al otro lado de
la plaza, ya ni si quiera nos está mirando.
De hecho de repente Changmin no podía ver a esa horrible bruja por
ningún lado.
Minho suspiro contra la piel de
su barbilla y Changmin bajo un poco la cabeza acomodándole el gorro de la capa,
evitando que se viera algo más que una nariz roja y unos labios sonrojados.
—No pasa nada, te prometo que
llegaras a casa sin tener que preocuparte acerca de esa mujer en lo absoluto.
Minho rio despacio y sujeto con
delicadeza la mano de Changmin mientras giraba lentamente al ritmo de la
música, uno, dos, uno, dos, giro, un paso doble y giro.
—Creo que esta es la primera vez
que te veo sonreír mientras bailas el vals —observo Changmin la mueca apacible
desentonar con el miedo en sus ojos,aunque él mismo llevaba una sonrisa tensa
en los labios.
—Creo que es porque se trata de
ti, tu- tú me estas llevando —respondió bajando la cabeza hasta hundirla de nuevo
contra su clavícula, ignorando el suspiro tímido que se le escapó a Changmin
ante el contacto.
Changmin se sintió confundido, no
era normal eso que el príncipe le provocaba, le llenaba el pecho de ternura, y
el cuerpo de cosquilleos abrumadores. Sabía que estaba muy lejos de sentirse
igual que cuando Lu, la hija del carnicero lo beso, se sintió húmedo e incómodo,
como la mirada de muerte que le estaba lanzando, porque ¡eww! Le había estado
lanzando miradas azucaradas desde que tenía 15 e intentando ganarse a sus
hermanitos con desbordante amabilidad desde que sus padres murieron, y era
linda y lista y trabajadora, sabía que cocinaba bien pero no era el muchacho
entre sus brazos, con su torpeza, con su ingenua confianza y su melancólica
soledad. No era él y no por eso se suponía que debía estarse acercando tanto a
su cara.
Minho observo con curiosidad el
debate interno que Changmin parecía estar teniendo y se asustó cuando lo noto
mirándolo fijamente, no habían parado de moverse y Minho podía distinguir casi
frente a él aquel camino ahora cubierto de nieve que lo llevaría a la puerta
trasera del palacio, pero también estaba Changmin, mirándolo como si fuera la
primera vez y eso era importante porque estaba sintiéndose hermoso, apreciado,
cómodo.
Tanta comodidad, Changmin lo
hacía sentir como una persona de verdad, era paciente y le enseñaba cosas y
podía bailar perfectamente una pieza de vals con él sin tropezarse, sin ser
ninguneado, humillado y además golpeado.
Adoraba pasar tiempo con él y
también con su familia, deseaba poder darles un poquito de la felicidad que le
producían y el susto de ser observado con tanta fijeza, pronto se convirtió en
timidez y un regodeo secreto que derritió su interior mientras regresaba la
mirada de Changmin y dejaba de fingir que no se acercaba más a él porque le
gustaba como olía y la hermosa sensación que tocarlo le transmitía, así como el
hecho de que se puso celoso cuando esa joven lo beso, porque no creía que fuera
tan buena como, como él… para poder compartir con Changmin momentos como este.
La música perdió sentido y ambos
jóvenes respiraron en la boca del otro con los ojos puestos intensamente en los
contrarios.
Torpemente y con la vergüenza creciendo entre ellos eliminaron la
distancia y sus narices chocaron provocándoles un escalofrío por lo frías que
estaban.
Ambos se congelaron sin saber qué
hacer y Changmin sintió que un calor abrasador se apoderaba de su rostro
mientas Minho miraba fijamente el suelo con las mejillas azoradas.
—Vamos su alteza, es hora de
que vuelva al palacio —dijo Changmin tirando
de su muñeca hacia el camino del bosque cuando pudo encontrar su voz.
Changmin supo que algo había
cambiado cuando Minho no lo corrigió y se aferró a sus ropas silenciosamente
todo el camino hasta el palacio.
Ahora si estaban en problemas, y
nada tenía que ver con la duquesa Kate, cuyo paje observaba sorprendido al
príncipe caminar demasiado cerca de un simple huérfano de poca monta sin la
guardia real cerca para poder cuidarlo.
***
—Muy bien Ryo, repite de nuevo la
lista
El capitán de su guardia suspiro
por décima vez pero no pudo evitar reírse.
—Debo ir al pueblo con el juguetero
a recoger dos muñecas especialmente hechas por encargo para usted. Un alhajero
musical, 2 pequeños trenes y un oso de peluche. También debo ir por un juego de
instrumentos de dibujo, oleos y papel. Además tres vestidos de baile y 4 trajes
confeccionados por el sastre, sumando además un chal acogedor, después debo
hacer que algunas de las servidumbre lo envuelvan y entregarlo a la señora Ling
con la especificación de hacer un estofado de carne, ponche de frutas y panques
de vainilla con crema dulce y chocolate para el 18 de diciembre.
—Sí. Gracias, gracias, gracias —suspiró
girando emocionado antes de salir corriendo al ver a su profesor de francés.
—Se fue por allá —señalo Ryo
hacia el lugar por donde Minho corrió mientras el profesor iba maldiciendo tras
su hiperactivo estudiante. Ryo fue a hacer los encargos de su majestad
estudiando lo feliz que lucía ahora que era amigo de ese jardinero.
Francamente
era una mala influencia, pero lo hacía feliz, y para alguien que siempre había
vivido encerrado en ese palacio, era lo menos que se merecía.
Minho corrió por los pasillos del
palacio y tropezó en una esquina, aguantándose la risa al ver a su profesor
pasar de largo. Miro a su alrededor y decidió ir a conversar con la señora Ling
cuando el estruendo de los músicos en el salón de baile llamó su atención. No
supo porque pero se sintió enfermo una vez que abrió la puerta.
La chica con la que usualmente
bailaba estaba girando en el centro del
salón con mucho cuidado sobre una capa
de nieve sin zapatos.
Sus pies estaban rojos y su expresión estaba llena de
pesar.
—Liz…
—Su majestad.
Saludo haciendo una reverencia
pronunciada mientras Minho caminaba directo hacia ella mirando a todo el mundo
sin saber que decir al respecto.
—Oh, su majestad, es bueno ver
que ha aparecido. Debido a mi ausencia me he permitido integrar a sus clases de
baile un incentivo que lo hará hacerlo lo mejor posible cada vez. Lizbell ya está
ensayando ¿verdad querida?
Minho se sintió terrible al ver
la angustia en el rostro de su compañera y sin pensarlo se retiró los zapatos
caminando a esta ella con resignación.
—Lo siento mucho.
—Su majestad, no es necesario
que-
—¡Perfecto! Me encanta su
disposición heredero —farfullo la mujer con voz estridente, aguda y
una sonrisa petulante en el rostro, los
propios músicos estaban indignados pero era una mujer demasiado cínica y
carente de honor como para poder enfrentarla sin tener la certeza que
terminarían mendigando pan fuera de una iglesia, si se estaba en su contra.
La música inicio y Minho bailo
con una sonrisa en los labios recordando cuan bonito se sintió girar entre los
brazos de Changmin. El frío empezando a entumir las plantas de sus pies solo lo
hizo recordar con mayor detalle que casi lo besa.
***
Changmin estaba inclinado sobre
la barandilla de un establo con un trozo de carbón en una mano y un papel
cuidadosamente colocado sobre un trozo de madera liso. Llevaba un buen rato trabajando
en sus ojos, desearía poder tener algunos colores para intentar recrear su
color y poder darle un retrato más adecuado a su persona.
Con la inclemencia del clima no
había mucho que pudiera hacer como jardinero y se limitaba a mantener
despejados los senderos y hacer encargos para todo aquel que lo necesitase. Era
confortable tener el tiempo para ponerse a dibujar en sus ratos de ocio, usualmente
no tenía tiempo y en casa cuando era de madrugada el sueño lo vencía antes de
terminar una página completa.
Una vez que se sintió satisfecho
con los detalles del rostro sus dedos se deslizaron por el contorno de sus
hombros marcando las líneas por ahí y por allá, definiendo las sombras y el
contorno hasta trazar con una intensa concentración la “v” de sus caderas y lo
pronunciado de sus muslos, suaves y preciosos, podía imaginarlos incluso debajo
del elaborado conjunto de ropa que había dibujado para él.
Trago pesado difuminando
lentamente con sus dedos el carboncillo, deteniéndose demasiado tiempo en los
detalles, tanto así que el relinchar de uno de los caballos lo hizo esconder
rápidamente su dibujo.
Ponerse a dibujar a su majestad
en el palacio donde cualquiera podía ver sus ennegrecidos pensamientos no había
sido la mejor de sus ideas, la verdad. Aunque si le preguntaban solo podía
decir la verdad, que era un regalo para su hermanita que adoraba al príncipe,
en sus manos no estaba poder comprar algo en la juguetería del pueblo.
—Joseph. ¿Necesitas algo?
—Un paseo muchacho, un paseo,
ayúdame a preparar el carruaje ¿quieres
venir conmigo?
—Uh si por supuesto ¿qué pasa?
—Los reyes están tardando
demasiado y esa horrible vieja bruja ha vuelto al palacio.
—¿Quién?
—¿A que bruja conoces?
Changmin percibía la molestia del
hombre mientras sentía algo amargo instalarse en su boca.
—La duquesa Kate. No sabía que
había vuelto al palacio.
—Hace unos 3 días volvió, llega
desde el amanecer y se encierra hasta media tarde en el salón de baile, los
músicos no quieren decirnos que es lo que está enseñándole al príncipe pero la
servidumbre dice que no luce bien, y todos sabemos que esa bruja abusiva lo
detesta porque si no fuera por el su esposo y ella habrían accedido a la
corona.
El malestar en Changmin solo
aumento en cuanto Joseph siguió hablando y decidió escabullirse más tarde para
ver si se encontraba bien.
***
Minho hundió los pies en el agua
caliente con sal y hierbas y mordió un trozo de tela intentando aguantar el
escozor que el agrietamiento provocado por el frio había causado en sus pies.
Dios era tan doloroso, y solo
había aguantado porque Lizbell solo parecía ponerse peor y peor con cada
sesión, sus pies habían sangrado esa tarde y Minho no estaba seguro de estar lo
suficientemente lejos de esa situación, con cuidado envolvió sus pies en una
toalla y después coloco un poquito del ungüento que Changmin le obsequio, había
querido verlo pero no había estado sintiéndose bien y tenerlo en frente podría
provocar que hiciera una locura.
Con lentitud envolvió unos
pedazos de manta sobre sus pies y salió cojeando hacia su habitación
sosteniéndose de las paredes, no podía ni si quiera desahogarse a gusto o su
guardia escucharía que algo estaba mal. No entendía porque estaba tan asustado
de la duquesa Kate, al principio creyó que se trataba solo de un gran respeto
pero esa mujer lo asustaba, le daba mucho miedo y no encontraba la fuerza para
decirle cuan detestable y cruel era. Lo que más temor le causaba, era que
quizás sus padres no le creerían aunque se los contara.
Al llegar al borde de la cama se
acurruco en la orilla y observo la nieve caer por su ventana hasta que un
toquecito lo sobresalto. Se sentó apresurado y espero hasta ver el vidrio
saltar un poco después de que una piedrita choco contra él y luego otra y luego
otra. Mirando sigiloso hacia su puerta se paró con algo de dificultad y
silenciosamente abrió la venta casi chocando con su visitante.
—Ah, por dios, ¿Changmin?
—¡Hola!
—¿Dios que haces aquí? ¿Cómo
subiste? ¿No tienes frío? Changmin arrugo la nariz sonriendo divertido y Minho
evito hacer una mueca al sentir los pies acalambrársele.
—En ese orden, vine a ver como
estaba escuche que la duquesa Kate volvió y que ha estado muy misteriosa sobre
lo que te enseña, escale por los balcones y sí, pero no era sencillo subir con
un grueso abrigo limitando mis movimientos.
Minho lo miro de hito en hito
hasta que Changmin se sintió incómodo y se rasco la nariz.
—Así que ¿estás bien?
—Claro que sí —respondió con una
enorme sonrisa.
—¿Por qué susurras?
—Porque siempre hay una guardia
fuera de mi puerta, si te escuchan estaremos en problemas.
—Oh, ya veo ¿seguro que estas
bien? Tu rostro está caliente.
Changmin coloco una mano fría
sobre su frente y Minho suspiro sin
haber notado que tenía fiebre.
—Sí estoy bien… —susurro
avergonzado de repente retrocediendo apenado.
Changmin se abstuvo de seguirlo y
escondió sus manos entre los bolsillos de su pantalón.
—Así que… mañana es el cumpleaños
de mi hermanita, no lo pediría si se tratase de alguien más, pero ella estaría
muy feliz si pudieras ir aunque sea solo un momento.
La expresión de Minho cayó, había
olvidado por completo el cumpleaños de Jiyun. Changmin debió notarlo porque de
repente se puso serio y retrocedió un poco más.
—Iré —dijo sosteniéndolo de la
ropa buscando su rostro con desesperación —, solo que me olvide de su obsequio —susurro
sintiendo que el rostro se le ponía más caliente al ver la enorme y sincera
sonrisa en el rostro de Changmin.
—¿De verdad?
—Por supuesto.
—Eso es maravilloso, no te
preocupes por el regalo será feliz con que asistas, en realidad todos mis
hermanitos, hasta la señora Marie.
—¿Y tú? ¿Serás feliz si voy? —pregunto
sintiéndose demasiado audaz y que el mundo le daba vueltas.
—Ahn, si claro, me sentiré feliz
al ver sonreír a mis hermanos.
Minho frunció el ceño escuchando
algo de ruido fuera de su puerta.
—Changmin cierra los ojos —ordeno
mirándolo parpadear sorprendido, algo debió ver en su expresión porque con un
suspiro desalentador cerro los ojos y Minho se aferró a sus ropas con la otra
mano, poniéndose de puntitas para poder besarlo.
—Y ahora, ¿serás feliz si voy?
Pregunto a contra labio mientras
Changmin estaba paralizado y sonrojado en su sitio.
—Sí —respondió al fin después de
un rato moviendo efusivamente la cabeza antes de sentir la sonrisa de Minho
contra su boca una, dos, tres veces antes de que se apartara sonriendo.
—Hasta mañana Changmin ah, baja
con cuidado.
Minho retrocedió de nuevo hasta
su habitación mirando nervioso la puerta.
—Sí, si hasta mañana Minho.
Adiós.
—Adiós —dijo mordiendo sus labios
antes de cerrar la ventana y luego las cortinas, desplomándose en el piso
sosteniendo sus pies doloridos con una mueca.
Changmin sintió que el corazón le
latía desbocado en el pecho y que no podía ser más feliz. Era una locura, pero
era preciosa.
***
Minho suspiro girando nuevamente
al son de la melodía con los pies insensibles y sangrantes. Era tan, tan,
tarde, dios, ¿por qué había puesto en su vida a esa mujer? Estaba seguro de que
Changmin ya se había ido a casa y que sus presentes habían sido entregados.
Solo las muñecas permanecían prolijamente envueltas en un paquete en el armario
de su habitación, él quería entregarlas a Jiyun personalmente, pero de seguir
así probablemente no lo lograría.
—Giro, giro, paso doble y ¡giro!
La desagradable voz de la duquesa
continuo sonando por todo el salón hasta que Lizbell se desvaneció y el sucumbió
con ella. Estaba mareado y ardiendo en fiebre pero estaba muy preocupado por su
compañera, lucía peor que el, y eso era demasiado.
—Bueno, creo que es hora de
terminar los ensayos, llamen a mi paje por favor Liz necesita descansar de su
lamentable compañero, nos vemos mañana Minho espero que un milagro ocurra y dejes
de tener dos pies izquierdos.
La mujer rio con maldad y los
asistentes de la duquesa asistieron a Liz sacándola rápidamente del salón de
baile, los músicos rápidamente asistieron al príncipe y Minho intento ahuyentar
las manos y ponerse en pie, alguien grito que llamaran al médico y Minho se removió
más duro, llegaría tarde, no podía llegar tarde, lo prometió, prometió que
iría. Jiyun, Changmin. Alguien lo levanto en brazos y Minho se desmayó al
sentir como si un millón de cuchillos se clavasen desde la punta de sus pies
hasta las rodillas.
***
Pasaba la media noche y Changmin
estaba dividido entre estar enojado como un maldito ogro o angustiado y
deprimido como Jiyun, quien aún medio dormida continuaba llorando escondida
entre las piernas de Sooyun. La señora Marie hacía mucho rato que se había ido
a casa hecha una furia con él por haber puesto en un rincón los regalos de Minho
y esa estúpida deliciosa cena que había mandado con una felicitación para Jiyun
y la promesa de ir a acompañarla en su cumpleaños.
Pero sabiendo cuan tonto era, el
seguía esperando que Minho apareciera solo para poder gritarle porque no quería
su lastima, no necesitaban todas esas cosas que había mandado, ni sus limosnas.
Él era obstinado y sus hermanitos
llevaban su sangre porque también esperaban que apareciera, solo para poder
gritarle pero a él por ser un gran tonto, en las fuertes palabras de Jiyun.
El suave golpe a la puerta lo
sobresalto notando apenas que la chimenea casi se apagaba y la temperatura hacía
rato que había descendido, Mathew y Erick habían terminado hechos bolita con
sus hermanas y Changmin se sintió el peor ser
vivo de la tierra al ver sus caritas tristes y decaídas.
Con Henry en brazos camino hacia
la puerta y la abrió con el ceño fruncido, que mágicamente se borró al recibir
un beso congelado antes de sentirse hecho a un lado con brusquedad.
—Lo siento, se hizo tarde. ¿Les
gusto la cena? ¿Y sus presentes? ¿Dónde esta Jiyun? ¿Ya se durmió? ¿Me dejas
abrazarla? ¡Le traje regalos!
—¡Hola!
Un ruidoso número de pasos se acercó
hacia ellos mientras Changmin abrió la
boca confundido.
—¿Qué haces aquí?
Minho se volteó a mirarlo y Changmin
se sorprendió al ver su expresión tan demacrada, llevaba los labios agrietados
y los ojos nublados, no había notado lo mojado y frío que parecía estar ni ese
ligero temblor en el cuerpo que casi le impedía mantenerse en pie.
—¡Pincipe!
—Hola jiyun.
Saludo en un suspiro emocionado,
volteando a ver ala pequeña que corrió a abrazarse a él cuándo lo vio
arrodillarse para estar a su altura.
—Si viniste —sollozo con amargura
y tristeza contra las ropas heladas de Minho.
—Por supuesto que sí, te lo prometí
¿no es así? No llores, por favor no llores. ¡Feliz cumpleaños! Mira, mira el
regalo que te traje, las hicieron especialmente para ti —susurro apartándola un
poco mientras le limpiaba el rostro y le entregaba el paquete maltratado en el
que descansaban sus muñecas.
—Mathew, Erick ¿Les gustaron sus
trenes? ¿Y a ti Sooyun el alhajero te pareció bonito?
Sin quererlo realmente todos los
niños compartieron miradas entre ellos antes de ver fijamente a Changmin quien
se sintió el ser humano más indigno del planeta.
—C-Changmin no nos dejó jugar con
ellos —susurro Erick con la voz agrietada antes de abrazarse a él y empezar a
llorar estruendosamente. Sin darse cuenta después de un momento Minho se
encontraba rodeado de niños llorando, mirando dolido a Changmin, quien en
realidad no sabía qué hacer.
—Tu dijiste que estarías feliz si
venía –dijo tragando el nudo en su garganta
—Pero no tenías que hacer todo
esto, comprar cosas y hacer cocinar a las personas solo porque puedes hacerlo no
te da el derecho. Y tampoco significa que te puedes ganar así el afecto de la
gente, no tienes porque comprarnos.
Minho gimió angustiado y Changmin
miro a Henry entre sus brazos quien parpadeaba confundido.
—Yo lo hice porque los aprecio y
se merecen cosas impresionantes, yo no estaba comprando nada de nadie, yo sabía
que no sería necesario, yo solo… lo siento, no pude venir antes aunque quería
dios, no era mi intención arruinar nada —dijo al final frotándose la cara con
desesperación antes de avanzar a la salida cojeando mientras se tropezaba con
un extremo de su capa al salir de la
casa y terminaba de bruces sobre la nieve de la entrada, llorando lleno de
mortificación y angustia, porque los guardias le habían empezado a hacer
preguntas mientras el doctor lo atendía, sobre lo que los músicos habían
hablado con Ryo, y estaba muy enojado
con la duquesa Kate por lo que le había hecho, iban a arrestarla y él tenía que
decirle a sus padres y a todo el mundo lo que esa mujer le hizo y explicar
porque le tenía tanto miedo y decir porque como príncipe era tan lamentable y
sus padres iban a terminar odiándolo aún más
y lo abandonarían en el palacio porque no era bueno para nada. Él había
querido ir al cumpleaños de esa dulce niña linda que lo hacía sentir como si en
verdad valiese la pena ser querido y admirado, como si su vida realmente
valiese la pena el tiempo.
—Shhh, shhh, basta Minho, basta —susurro
Changmin acercándose a él con cuidado, abrazándolo contra sí asustado de lo que estaba balbuceando, ¿Que en el
infierno le había hecho creer esa bruja a Minho por tanto tiempo? ¿Cuantos más
golpes no físicos había estado metiendo lentamente en esa cabecita tan
problemática y crédula?
Changmin limpio su rostro y se sorprendió
de lo caliente que estaba.
—¡Maldita sea niño imprudente! ¡Sooyun
ayúdame pon mantas limpias en el cuarto de mamá y papá el príncipe está
enfermo! Vamos a ayudarle y después podemos decir gracias por sus regalos.
Changmin volvió a meterlo y sus
hermanitos habiendo cogido practica de cuándo ellos estaban enfermos le
acercaron un cuenco con agua tibia, pañuelos y ropa seca, Jiyun incluso fue por
su propio cubre cama y Sooyun apareció con hierbas y menjunjes que la señora
Marie había ido apiñando en su cocina para cuando se enfermaban.
Cuando el ajetreo termino y la
fiebre de Minho disminuyo, el que había sido el cuarto de sus padres parecía un
pequeño fuerte y todo el mundo dormía apiñado junto al príncipe, Changmin se sentó
en una silla junto al taburete, velando un sueño inquieto mientras los suspiros
del llanto aun escapaban de su pecho de vez en cuando.
Se llevó las manos a la cara y gimió,
él no había querido empeorar las cosas con el príncipe, solo fue demasiado para
tomar el hecho de que alguien más aparte de él estaba preocupado por su
familia, sus padres lo hicieron pero no duro mucho tiempo y Changmin no había
querido aferrarse a algo viniendo de ese niño que tampoco duraría.
***
Minho se incorporó sorprendido en
una habitación que no era suya, rodeado de una calidez agradable proporcionada
por un montón de adorables niños acurrucados a su alrededor como un escudo
protector.
—Despertaste, que alegría, nos
diste un susto de muerte —dijo Changmin desde la puerta con una charola con
ponche de frutas y un recipiente con agua fría para cambiar los paños húmedos
para poder bajar la fiebre.
—Lo lamento mucho, no era mi
intención ofenderte ni hacer llorar a tus hermanos.
Changmin suspiro y se sentó a su
lado haciéndolo colocarse un nuevo paño frío.
—Creo que era algo que nos hacía
falta a todos príncipe, desahogarnos. Yo solo estaba demasiado deprimido cuando
creí que no vendrías y me desquite con todos, olvidando lo que sufren a diario
al recordar a un padre y una madre que no volverán. También me olvide lo
lindamente testarudo que eres, así que gracias por el esfuerzo de darnos todos
esos obsequios, no eran necesarios pero supongo que seremos felices por mucho
tiempo gracias a ti. Ahora me gustaría saber ¿por qué llegaste en estas
condiciones a mi casa?
Pidió frotándose el rostro agobiado.
—Me escape, la duquesa nos hizo
esforzarnos demasiado y cuando el medico fue llamado todo el mundo en el
palacio estaba en caos. La guardia real empezó a interrogar gente y todos
quienes habían sido amenazados por la duquesa empezaron a contarles lo que les
hizo a ellos y a mí, todos estaban aliviados, pero yo solo quería que me
dejaran en paz, que no me mirasen con lastima y como si sintieran que soy
inadecuado, eso lo sé si hubiese dicho algo antes quizás…
—Tranquilo. No puedes cambiar lo
que ya paso, entiendo aunque creas que no, tal vez tampoco te hubieran creído,
la señora Ling no me creyó al principio y quizás habrías corrido la misma
suerte. Es un pésimo ejemplo para mis hermanos, pero al menos están dormidos,
me alegro que esa bruja gordinflona este siendo arrestada. Ojala sufra mucho.
—¡Changmin!
Minho lo regaño sin poder evitar
que las risas se le escaparan agradecido por
su actitud. Henry se removió inquieto y Minho se cubrió la boca saliendo
cuidadosamente de debajo de las mantas
notando una cosa rara.
—¿Por qué estoy usando un camisón
con flores?
Changmin tuvo la decencia de
verse avergonzado antes de empezar a reír algo sofocado.
—No me mires así, es solo que
estabas muy muy mojado y congelado y fue lo primero que encontré en la cómoda
de mamá no pensé en ello.
—¿Era de tu madre?
Pregunto como si hubiese bajado
la luna o algo así porque lo hizo sentir muy incómodo y avergonzado.
—Sí, si algo así, iré a por otra
manta espera aquí, no creo que sea bueno que camines, tus pies se ven
lastimados.
Minho intento esconder sus pies
maltrechos y lo vio irse, esperando como 3 segundos antes de levantarse y
cubrir con cuidado a los hermanitos de Changmin, caminando despacio hasta donde
escuchaba los ruidos de alguien rebuscando intensamente.
—Changmin ¿estás bien?
—Si, hey…mnh solo tengo esto. No
debes caminar, ¿me dirás que paso? —murmuro poniéndole el abrigo que siempre
usaba mientras observaba como miraba distraídamente las paredes de su pequeña
habitación tapizadas con dibujos sobre tela, papel y madera. El escritorio y la
silla que había visto la primera noche estaba atiborrado de bocetos extraños y
la cama junto a la ventana estaba pulcramente ordenada, Minho se sentó despacio
acariciando la madera con cuidado, ignorando el latido acelerado de su corazón.
Chanmgin nunca había estado en la habitación del príncipe, lo más cerca que
había estado fue la otra noche y Minho…
—¿Puedo verlos?
—Hmn…
Changmin se había quedado absorto
mirándolo antes de saltar asustado al verlo tomar su no pequeña pila de dibujos.
—Yo no creo que debería… ay…
Los ojos de Minho se abrieron
mucho y luego se rio azorado mientras
Changmin hundía la cabeza entre sus manos.
—Tienes una imaginación muy
curiosa, yo no creo que podría verme así.
Changmin gimió y luego se sentó a
su lado quitándole los dibujos con cuidado.
—¿Solo eso dirás? —pregunto
cohibido mirando el dibujo de la naturaleza desnuda de su majestad decorando un
trozo de papel arrugado y viejo.
—Sí o podría decirte que le paso
a mis pies, que es algo de lo que no quiero hablar posiblemente nunca e ignorar
lo rápido que está latiendo mi corazón y lo mucho, mucho, mucho que me gusto
besarte antes, y lo que significa que tu tengas tantos dibujos míos con poca
ropa en ellos junto a tu cama cuando yo no recuerdo nunca haber estado frente a
timnngnm mnh…
—Wow.
Eso era increíble. Minho se quedó
paralizado al sentir un beso húmedo y torpe de Changmin antes de llevar sus
manos a su cuello y acunarlo dulcemente mientras prácticamente se derretía en
su contra, una especie de sollozo agudo escapo de sus labios y Changmin se
retorció como si un rayo le hubiese caído encima.
—Aunque no seas consciente de
ello —jadeo besando su boca fuertemente —. No me excites Minho.
—¡Ah! Y luego los besos volvieron
con inexperiencia, torpeza y miedo que en realidad fueron superados por el
entusiasmo.
Continuará.
Gracias por sus coments!! solo falta un cap y espero que hasta ahora les haya gustado, gracias Andrea y nita por sus comentarios *E* Un abrazo! lxs animo a aprticipar en las actividades del blog cuidense!!
OMG!!! muchas muchas gracias por la actualización! ! Tengo ganas de matar a esa bruja maldita espero que loa reyes la metan al calabozo por el resto de su vida asd.... me dio mucha ternura cuando minho beso a changmin por primera vez...me dio mucho sentimiento al verlo enfermo...mori de risa al saber de los dibujos de minho desnudo hahaha imagino la cara del reno hahah..dios simplemente perfecto muchisimaaasss gracias por la actu asd dios no puedo creer que ya pronto vendra el último capítulo asd lo esperare con ancias! !!!
ResponderEliminarActua....siiiiiii
ResponderEliminarQue vieja tan mala... Se merece Que la metan presa y mucho mas... aunque. Minho Es tan lindo soporo todo el dolor por su compañera De baile y Changmin si es perver por como dibuja a Minho xD y los hermanitos de chang son tan tiernos como quieren a minho
Me encanto, es tan tierno y romántico. La bruja esa seguro tendrá su castigo por maltratar al príncipe y a su pareja de baile
ResponderEliminarQué tierno capítulo, hubo de todo, romance, felicidad, celos y un poco de angustia, en dio mucha pena cuando esa vieja maltrató a mi pobre bebé, pero él estaba más preocupado de asistir al cumpleaños que de su propio dolor :'( Por fin se besaron!!!! fue muy lindo cuando min le dijo que cerrara los ojos a changmin para darle un besito :) gracias por la actu, la amé.
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